jueves, 29 de mayo de 2008

Cínicos, perversos y posmodernos

Aquí habla el padre del punk que desde se presenta en el Barrio Joven
de arteBA (feria de galerías de arte que se desarrolla desde hoy en
Buenos Aires, los que estén por allí vayan por favor!!!)
Pasen y lean a este grandre de la cultura contemporánea que tiene
cosas para decir. Y nosotros para reflexionar en torno a sus palabras.

Con uds.Malcolm McLaren

"Somos una cultura muy cínica"
"La cultura del karaoke, quince minutos de show sin importancia y sin
ninguna responsabilidad, va impregnando todo". "Hoy es mucho más
difícil concretar el lema punk 'Hacelo vos mismo' porque el sistema,
las reglas, los modelos son más fuertes y corporativos que en los
setentas". "Veo a las nuevas generaciones cada vez más conservadoras
porque tienen miedo de ser excluidas". Y sin embargo "hay una
sensación en el aire que sugiere el deseo de hallar lo auténtico en
una cultura donde es muy difícil encontrar algo que no esté en venta".

Todo lo dijo Malcolm McLaren(Londres, 1946), padre del punk,
diseñador de la estética de ese movimiento junto a Vivienne Westwood,
manager de los Sex Pistols, New York Dolls, Television y Bow Bow Bow,
músico y artista "de acción". Para algunos, se basó en las ideas de la
Internacional Situacionista que se manifestaron en las revueltas
estudiantiles del Mayo Francés ("Están comprando tu felicidad. Róbala"
o "No le pongas parches, la estructura está podrida") y para otros fue
un comerciante del escándalo, ineludible.

De paso por la ciudad para presentar documentos sobre su carrera en el
espacio de Chandon a la entrada del Barrio Joven de arteBA –donde se
muestra, por ejemplo, la remera con dos cowboys desnudos que persiguió
Scotland Yard–, McLaren contó que está trabajando en "chip music"
(música compuesta con sonidos de juegos para computadora antiguos:
"primer fenómeno musical del siglo XXI, inventado y distribuido por la
web") y en una serie de "pinturas musicales" con escenas de preámbulo
a relaciones sexuales de viejas filmaciones eróticas o porno y
canciones como Love will keep us togheter (El amor nos mantendrá
unidos) y Love will tear us apart (El amor nos separará), que se
verían en la feria Art Basel a comienzos de junio. "No lo ves pero
sabes que los protagonistas de esos retratos en unos minutos podrían
estar teniendo sexo con alguien a quien quizás no conozcan bien. Elegí
ese tema porque me pareció muy superficial y un trabajo sobre
emociones superficiales puede resultar muy profundo".

–¿Aún es posible escandalizar?

–Sí, porque hay una sensación en el aire que sugiere el deseo de
tratar de hallar algo auténtico en el marco de una cultura donde es
muy difícil encontrar algo que no esté en venta. La cultura del
karaoke, quince minutos de show sin importancia, sin ninguna
responsabilidad, va impregnando todo.

–¿Cómo distingue entre el karaoke y lo auténtico?

–Hay mucha gente con el corazón frío que no puede distinguir y hay
muchos "artistas" que se pasan la vida tratando de autentificar el
karaoke. Ése es uno de los mayores problemas del arte contemporáneo,
que negado, crece. Somos una cultura muy cínica: no creemos en nada,
no confiamos en nada y, francamente, a veces parece que no nos importa
nada.

–¿Todo era auténtico en los setentas?

–Cuando era muy joven, estudiante de arte, un profesor dijo: "No es
necesario que como ser humano, como artista, estés siempre a la
venta". Se hablaba en las escuelas de arte. Hoy suele suceder lo
opuesto en parte del arte y en casi todo.

–¿Cómo vivió las acusaciones de comercial contra el punk?

–Era muy irresponsable. Me resulta muy difícil contarte cómo respondía
a esas críticas: simplemente tomándome otro trago. Cuanto más
alboroto, cuanto más espectacular, más me enamoraba, menos podía dejar
de reírme. Siempre quise crear un ambiente en el que pudieras correr
salvajemente y que nunca, nunca, tuvieras que volver a la vida normal.

–¿Cuál es el principal legado del punk?

–"Hacelo vos mismo", el coraje y la inspiración para que los
adolescentes sintieran que podrían crear su propio estilo de vida.
Pero hoy es mucho más difícil porque el sistema, las reglas, los
modelos son más fuertes y corporativos. Es muy difícil no tener miedo,
ponelo en esos términos. Yo enseñé, no, no quiero ser un maestro, les
dije a alumnos de Oxford, Cambridge, todo tipo de universidades, que
noto lo conservadoras que se volvieron las nuevas generaciones en,
pongamos, los últimos diez años, básicamente porque sienten peligros,
son muy concientes de ciertos peligros.

–¿Por ejemplo?

–Ser excluidos de aquí o de allá, no encontrar el camino, no acceder a
todos los beneficios que creen necesitar por vivir en una cultura en
la que debes tomar todo lo que puedas inmediatamente. En los sesentas
o los setentas no pensabas en una carrera, tal vez pensabas en una
aventura. La carrera era un enigma, estaba fuera de tu diccionario.
Sería todo muy romántico, muy anticuado, tal vez hedonista, pero
parece ser aún un deseo de las nuevas generaciones. El asunto es que
no saben dónde encontrarlo y el punk y su legado son una posibilidad.
Las corporaciones lo usan para parecer más cool. Podes consumir lo
cool, pero ¿cuánto lo entendés y lo creés? Los coleccionistas pueden
comprar una obra y no creer en lo que dice, puede ser sólo una
inversión. Pero las nuevas generaciones no buscan una inversión sino
un punto de vista filosófico diferente.

–¿No edulcoró el mercado esa ideología que defiende en el punk?

–¿Al volverse popular? Sí y no. El punk representó una ruptura. Con el
"Hacelo vos mismo", las fuerzas del mercado tienen dificultades. A
fines de los 70 vi al establishment de la música feliz porque te
cambiabas el peinado y ya eras un "new wave" y ¡eso sí podía vender!
Hoy el arte es una de las pocas cosas que puede resultar genuina. Si
esa sinceridad se esfumara del todo… habría que empezar de nuevo.

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