Nos dejó el sábado a los 83 años un promotor central de la poesía en nuestro país, un militante de la palabra y del verso bien escrito. José Luis Mangieri desde La Rosa Blindada, Ediciones Ediciones Caldén, Ediciones del 80 y Libros de Tierra Firme, las cuatro editoriales más prestigiosas de las muchas que inventó ofreció lo mejor de la poesía escrita en esas tierras con catálogos en los que se puede advertir la diversidad, coherencia y elección de títulos donde siempre convivieron autores nóveles y consagrados. Su historia merece ser conocida ya que retrata todo el espíritu de una época, una mística y una manera de ser artista que ya va quedando atrás en nuestro país.
Desde acá un emotivo homenaje a quien dedicó su vida a difundir esta bella arte a la que nadie presta importancia pero que concentrqa muchos lectores e infindidad de poetas dispersos por la geografía nacional.
Aca rescatamos la palabra y despedida del amigo y un poema de quien hace unas horas decidió partir a otras mares y otras geografías.
Silencio de lo amado
Por Eduardo Mileo *
El silencio está poblado de palabras. La materia está poblada de vacío. La vida es una lucha entre el ser y la nada. ¿Pero qué es la muerte? ¿Con qué silencio se la nombra? ¿Con qué cuerpo se la espera?
Un hombre que ha luchado toda su vida contra la injusticia, que ha defendido la suerte de los necesitados porque entendió que la vida es una construcción social, que se ha emocionado con sus compañeros, que ha bromeado con ellos; un hombre que les ha puesto el cuerpo a sus palabras, muere. Desde el color de su rosa blindada, donde hizo hablar a Gelman, a González Tuñón y a tantos otros, un hombre que ha sembrado de libros el camino, muere.
Van a quedar de él sus ediciones, la elocuencia de sus conquistas culturales, el brazo en alto de su ideal comunista, las hilarantes anécdotas de su espíritu porteño; en fin, su recuerdo en la memoria de sus hermanos. Para que "descansen en paz los compañeros / bajo una tierra sembrada de sal, / sobre la cual comenzamos a pelear contra el olvido", un hombre toma la palabra y la empuña como un arma. Un hombre, cualquiera, levanta la bandera de sus versos y, llegado el momento, está dispuesto a morir por ella. Desde el calor de su rosa blindada, como dijo Teresa de Avila, un hombre vive porque muere. Se levanta de su sombra porque continúa en sus hijos, en sus amigos, en los hermanos que supo conseguir, en su interminable obra editorial, con la que ha dado voz a la poesía.
¿Es el silencio de lo amado lo que nos hace hablar? Ha muerto José Luis Mangieri.
* Poeta, coeditor de Ediciones en Danza, secretario general de la SEA.
"La soledad"
I
Cuando los curas amordazan a los badajos
y los murciélagos clavan sus gallos de las veletas
salgo tartajeando tu nombre
a los mascarones de la plaza del pueblo
como un rezo maldito.
Y no hay luna ni estrellas
para mi voz
ni nada.
Sólo piedras mojadas donde me acuesto
y tiemblo.
II
Somos cuatro
sentados,
bebiendo
fraternalmente.
Pero lo siento
se irán dentro de poco
dejándome terminar solo
mi cerveza.
Luego,
mañana,
dentro de mucho tiempo
se acordarán de mí
al encontrar en sus carteras
algún viejo poema
junto a tarjetas de visita
y direcciones inútiles.
* En Poemas del amor y la guerra (Ediciones en Danza).
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