martes, 18 de noviembre de 2008

El exito$o señor Maci.

Para conocer un poco más sobre una de las ficciones televisivas del año que acaba de empezar y ya ha seducido a público y crítica (salvo a algunos ignorantes y críticos resentidos que poco saben de la televisión y la miran con desdén soberbio de intelectual engreído). Aquí les acerco la palabra de quien pone letra a los guiones de esta comedia inteligente y que en pequeñas dosis de dialogos dispara contra todos y desnuda la realidad de como los medios trabajan desde la hipocresía y la mentira. Y también como esas características son parte también de la condición humana.
Con uds quien puso letra a Lalola y ahora descuella en las noches de  Los éxitosos Pell$, Alejandro Maci. La entrevista son fragamentos de lo que publicó el viernes pasado el sumplemento Soy de Página/12.
Buen martes y a disfrutar del calorcito. Y a la noche a ver estos locos Pell$.
 
Apasionado intelectual egresado de Filosofía, Alejandro Maci, director de cine y teatro, se convierte en masivo gracias a las ficciones televisivas LaLola y Los exitosos Pell$. Heredero artístico de María Luisa Bemberg, sus argumentos de fuerte impronta queer proponen, en los guiones diarios, sutiles maneras de vencer prejuicios.
 
Tu primera experiencia como director de teatro cuyo personaje protagonista, Alan Turing, es homosexual y padece discriminación por eso...
–La obra me parecía perturbadora, cinematográfica. Contando la historia de este matemático tratamos de proponer la igualdad en la elección de objeto amoroso, la ambigüedad como un espacio que abarca a la condición humana. La función de la escena en una sociedad debe instalar un espacio de reflexión para que no aparezcan el odio, la discriminación, la clausura, la negación. Para que desde allí uno pueda decir "esto nos involucra a todos". Cada cual se coloca en el tablero de juego en el lugar que más le guste pero nos atraviesa a todos. Tanto El Impostor como Rompiendo códigos hablan de espacios de exclusión. Un individuo queda capturado en un lugar, que no puede compartir, y eso inevitablemente es efectivo como metáfora: provoca muerte. La discriminación es ostracismo. Condenar a salir del territorio al confinado.
 
¿Y cuánto exponés de ese territorio confinado en tus ficciones televisivas?
–Con Esther Feldman escribimos Los exitosos Pell$ –ya trabajamos en Sol Negro y LaLola. El formato comedia que probamos en LaLola tenía una temática muchas veces abordada en cine pero había que desarrollarla como soap opera a lo largo de 150 episodios. El público sabía que ella no era ella sino que era él, pero lo que veía era una mujer que tenía dificultades para acostarse con el hombre que más ama. Lo más rico era convertir lo prohibido en una situación cotidiana. Lo delicioso del abordaje de Carla Peterson fue que hizo suyo el juego de no-poder-tocarlo. El hombre más prejuicioso, el más machista, una suerte de Don Juan, por una especie de hechizo (o "justicia divina") tiene que pasar por su cuerpo su propio prejuicio. Como alguien rechaza y finalmente se atreve a amar, a trascender su máximo prejuicio. Algunos pocos conocen el secreto (o la verdad) y ese juego de tensiones van armando los capítulos.
 
En Los exitosos Pell$ también se da esto de no poder tocar –al menos entre el protagonista (Mike Amigorena) y su supuesto novio gay (Diego Ramos).
–El juego en la base del relato es transgresor y marginal. El parentesco con LaLola tiene que ver con las apariencias y la realidad, lo que se ve y lo que es, lo que elijo mostrar y lo que soy en la intimidad. La hipocresía de una pareja mediática y exitosa de TV donde él debe ocultar su homosexualidad y ella, su odio. La comedia articula todos los elementos donde no se emblematiza ni se excluye nada. Cuando en otros productos hay personajes protagonistas gays suelen ser macchiettas execrables. La TV es un medio aplanador. Pero aprovechando la masividad se puede proponer algo provocador y divertido. Lo popular tiene que inducir al desprejuicio, a cuestionarse la vida cotidiana para bien, a romper con vínculos que hacen daño, a proponerse desafíos. Los puntos de vista del relato tienen que establecer vínculos con el público (incluso por antinomia) para la empatía y la seducción. Contamos con un elenco precioso de excelentes comediantes.
 
Sin embargo, el personaje de Diego Ramos u otros que en la comedia son abiertamente gays no se diferencian mucho de la macchietta que mencionabas.
–Pensamos en una trama de manera global y fértil porque si no sería tomar una posición política respecto de algunos personajes. Va por otro lado. Bastante complejo es armar la dramaturgia general como para pensar qué se le hace decir a un personaje. No debería estar politizado en ese sentido. Devaluaría la trama principal: los lugares sociales con sus enmascaramientos y prejuicios. La mentira mediática y de la publicidad quedan denunciadas con el juego de que si el presentador de TV es homosexual no podría ser un emblema social. No existe esa pareja perfecta.
 
Pero además, para evitar el contacto sexual en esa pareja supuestamente homosexual se hace referencia a un virus mortal que se contagia por todas las secreciones del cuerpo; ¿no es peligrosa su asociación al VIH/sida?
–Es sólo un artilugio para patear la pelota para adelante 10 días. No resuelve nada. Es una mentira con patas cortas. No sólo no es sida, no es grave. No puedo adelantar el desarrollo final de la trama pero todo avanza hacia la autentificación y no hacia nuevos enmascaramientos. Gonzalo (Mike Amigorena) provoca un viraje moral en todos los personajes, homosexuales y heterosexuales, sobre qué se le muestra y se le vende al público de la TV.

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