una película bellísima, tremenda y de una poesía inusual en el cine
actual para hablar de la vida y la muerte. Para hablar de la condición
humana cuando la salud no nos responde, para nombrar a la muerte y el
dolor que existen.
Es por ello que compartimos con uds. algunas opiniones que el pintor y
director neoyorquino aportó a propósito del estreno de su película La
escafandra y la mariposa que este fin de semana se puede ver en
Córdoba. Para leer estas líneas y partir a ver la película.
Espero eso hagan,
buena tarde sabatina.
La presencia más aún que la mera figura de Julian Schnabel inspira
respeto, cuando no temor. A su contextura física -no es tan alto como
aparenta- le suma su sobrepeso, su chiva tupidísima, y sus modos a la
hora de enfatizar sus, digamos, puntos de vista.
A ver...
"Es una idiotez que comparen mi película con Mar adentro. No tienen
nada que ver. Leí eso en uno de los artículos más estúpidos que he
visto en mi vida", disparó ante periodistas locales en el Festival de
San Sebastián, donde La escafandra y la mariposa, sobre un hombre que
queda paralizado por un ataque cerebrovascular, se exhibía fuera de
concurso.
A Schnabel le importó poco y nada que quienes lo escucharan fueran
compatriotas de Alejandro Amenábar ("es muy populista"), el director
de aquel exitoso título con Javier Bardem, a quien este artista
plástico y cineasta, amén de guionista, productor y músico había
dirigido en Antes que anochezca.
Varios meses antes, el propio Schnabel dialogaba con enviados de la
prensa especializada -entre ellos, Clarín- luego de la première
mundial de La escafandra y la mariposa en el marco del Festival de
Cannes. La historia, igual que la de Ramón Sampedro, es verídica. El
editor de la revista Elle, Jean-Dominique Bauby, sufrió de repente un
ataque cerebrovascular, en 1995, que le dejó el cuerpo prácticamente
inmóvil y sin poder emitir sonidos. Conocido como el síndrome locked
in, solamente podía parpadear un ojo, y ésa fue la forma en que se
podía comunicar.
"Yo quería contar cómo este hombre que había tenido una existencia
plena, llena de vitalidad aunque con los problemas que afrontamos
todos, se las arregló para aferrarse a la vida. Una terapeuta ideó un
sistema de comunicación para que él pudiera relacionarse, y Jean-Do lo
utilizó para crear, escribir un libro sobre su experiencia. Creo que
fue su manera de no quedar atrapado...", decía Schnabel.
Comenzás tu película con un lente que ve todo deforme, desde el punto
de vista de Jean-Do...
... porque quería mostrar la transformación que luego de despertar del
coma tendría Jean-Do (interrumpe la pregunta). Me gusta que el
espectador sienta que las cosas le pasan a él. Tuvimos que cambiar
algunas cosas, como curvar el techo. Quería mostrarlo de la manera
menos aburrida y menos cursi.
Para Schnabel un sinónimo de "aburrido" y "cursi" es "que le den al
público todo digerido. Si no podés cuestionar ni cuestionarte nada, el
arte no tiene sentido".
También apelás a extrañas imágenes, como desmoronamientos en glaciares....
Mi idea era que el espectador entablara una conexión visual con la
extraordinaria imaginación de Jean-Do, aunque no imprescindiblemente
estuviera emparentada con lo que dice el pensamiento de él en ese
momento.
A Schnabel suele gustarle desconcertar al espectador. El mismo apostó
a lo difícil cuando -sin saber francés- decidió rodarla en la lengua
del protagonista, y con actores franceses. ¿Tal vez, como una metáfora
a no quedar encorsetado, como su personaje? "Todos somos prisioneros
de nuestro propio cuerpo. Jean-Do vivió dos vidas, antes y después del
ataque. No me gusta que me digan que soy sentimentalista, porque las
películas sentimentalistas me caen mal. Pero me gusta que mis
películas tengan sentimientos."
El libro fue un best seller en Francia, contaste con producción
americana, y vos sos neoyorquino. ¿Por qué decidiste rodarla en
francés?
No fue por cuestión de respeto, pero me parecía ridículo que los
franceses debieran ver la película hablada en inglés, y con
subtítulos. Y quería filmar en los lugares donde Jean-Do estuvo
internado, así que me preocupé por conseguir que nos dieran los
permisos para rodarla en las locaciones reales, en el hospital de
Berck Sur Mer, allí donde lo atendieron las enfermeras. Porque si no
podía hacerlo en el hospital donde él había estado, no se podría
conseguir la atmósfera correspondiente. Y aunque la historia pueda ser
una historia universal, es en francés. Yo necesitaba creer en lo que
escuchaba. En el hospital fueron muy amables y querían que hiciese
esta película. El guión, en su primera versión, me vino en inglés,
pero lo trabajé con los actores y lo fuimos modificando.
¿Cuál es la escena qué más te costó, o la que, viéndola en la
pantalla, más te gustó?
Hay un momento en el que Jean-Do expresa qué importante es darte
cuenta de qué es importante en tu vida. Lo terrible es que, muchas
veces, hay que pasar por una experiencia no deseada, tan contrastante
e imprevisible, para poder advertirlo.
Hubo un click en la cabeza de Schnabel para que terminara rodando La
escafandra..., que a la larga le reportaría cuatro nominaciones al
Oscar al filme, uno de ellas para él como mejor director. Su padre,
Jack, tenía 92 años cuando murió. Julian estuvo con él el día
anterior, y descubrió el temor que ambos tenían a la muerte. Al día
siguiente del entierro, "para perderle el miedo a la muerte", y a
manera de exorcismo, Schnabel buscó entre los guiones que había
recibido últimamamente y se encerró en un estudio frente a la playa.
Así, La escafandra y la mariposa, la novela de Jean-Dominique Bauby
-que un enfermero le había pasado mientras él le leía a Fred, un amigo
que sufríó esclerosis múltiple- comenzó a tomar forma de película.
...........................................................
Excéntrico y amigo de las celebridades, Julian Schnabel compró un
edificio de siete pisos que estaba en estado de abandono y lo
transformó en un palacete. No en cualquier ciudad: en pleno Greenwich
Village, en Nueva York. Lo pintó de rosa y hasta le puso nombre,
bautizándolo Palazzo Chupi, por el apodo con el que se conoce su nueva
mujer, la actriz española Olatz López Garmendia, que es una de las
terapeutas en La escafandra... y compuso a la madre del poeta cubano
Reinaldo Arenas en Antes que anochezca. Tiene como eventuales vecinos
a Johnny Depp y Madonna.
"Johnny iba a hacer La escafandra conmigo, iba a hablar en francés,
pero tenía mucho que hacer con la saga de Piratas del Caribe", suelta.
Una vez decidido a rodarla con actores franceses, no los hizo pasar
por un casting, por una razón. "Los actores que se relacionan con el
personaje de Mathieu no le hablan a él, sino a la cámara, que
representa su ojo. Usualmente tenés a otro actor para que interactúe,
aunque en el plano no se lo vea. Pero no, aquí yo quería que
interactuaran con su propia humanidad. Elegí gente que no tuviera que
"actuar".
Los pensamientos de Bauby los escucha el público en la voz en off de
Malric, pero no el resto de los personajes...
... y es más: una vez que terminamos de rodar, con Mathieu agregamos
más comentarios en off. Yo necesitaba una manera distinta de poder
contar esta historia.
Lo dicho: La escafandra... es una película humanista, cargada de
sentimientos pero no sentimentalista. Una obra sobre la vida y "el
temor a la muerte, y no sobre la muerte misma", según las ampulosas
palabras de su creador.
El domingo la fui a ver y realmente te agradesco la sugerencia Edu porque no sólo hay una gran composición actoral, sino un trabajo de cámaras maravilloso en el marco de una historia con entidad. Bellísima.
ResponderBorrarDe todos modos todavía no me impresionó nada al lado de la "Cuestión Humana"...