lunes, 30 de junio de 2008

Lost: la intriga será peor a partir de este nuevo capítulo, el último de la 4ta. temporada.

A propósito que hoy termina la 4ta temporada de la mejor serie de
todos los tiempos, con un Finale que quedara en los anales de la
historia de las imagenes del siglo XXI, o mejor dicho la mejor despues
de Twin Peaks comprarto con uds. un ensayo sobre la importancia que
han adquirido las series de televisión y como ese lugar es donde las
ideas narrativas y creativas gozan de muy buena salud a diferencia del
cine y otras disciplinas estéticas.
Seguro que esto es para discutir largo y tendido.
Aquí va el ensayo para empezar a movilizar las neuronas respecto a ese
tema y para que hoy a las 21 horas por la pantalla de AXN vean un
capítulo que los dejará con mas dudas que certezas, anhelando que no
haya huelga de guionista en Hollywood y rogando que el verano boreal
pase rapidamente para tener una nueva temporada.
Suerte y a disfrutar....
ahh si hoy no puede repiten el domingo a las 13 y a las 20 horas.

Ya muchos lo sospechan. Lentamente la pantalla chica comienza a
destronar a la literatura y al cine. Series como Lost, Heroes, Los
Soprano o Madmen logran imponerse como el género narrativo del siglo
XXI. Ensayos académicos, una fiebre virtual imparable y escritores
decepcionados lo susurran: hoy las mejores historias no se escriben,
se ven por televisión. Acá van las razones.

Por Gonzalo Maier

La idea es contagiosa. Y sencilla. Entonces, que el superventas Carlos
Ruiz Zafón y la académica revista Quimera estén de acuerdo, no debiera
sorprender. Hace sólo unos días y en la Feria del Libro de Madrid, el
calvo autor de La sombra del viento lo dijo con el desenfado de
siempre: "El 99% de la mejor narrativa que se hace hoy, de la
literatura de calidad, está en la televisión". Casi al mismo tiempo la
revista Quimera, una institución literaria que camina religiosamente
por la vereda opuesta a la de Ruiz Zafón, lo hizo en su número de
mayo. El clásico dossier que últimamente ha dedicado páginas a
escritores como Cabrera Infante, Vila-Matas o Murakami, esa vez lo
adjudicó con bombos y platillos a las series de televisión. Ahí
estaban Lost, Heroes, Los Soprano, Padre de familia y hasta C.S.I. El
provocativo título lo explicaba todo: "Televisión, género literario".
Para Hernán Casciari, el crítico de series del diario español El País,
la idea de que estos programas han dejado de ser simples e inocuos
productos televisivos, está directa y proporcionalmente ligada al
abordaje que hizo HBO en el mundo de la ficción televisiva. Sobre
todo, claro, cuando en 1999 lanzó sin mucha fe Los Soprano. Hasta ese
momento, según Casciari, "la pantalla chica no enfocaba los grandes
problemas, como sí lo hacía -lo hace- la literatura. Buscaba sólo
entretener, evitar las grandes preguntas. El nacimiento de Los Soprano
inauguró la creación de un arte mayor, uno de alto vuelo narrativo,
uno con personajes complejos y con búsqueda de verdades universales".
Esa misma sensación, de que las actuales series no se agotan en el
alto y el ancho de una pantalla, es compartida por muchos. Incluida
una parte del mundo académico. Productos como Lost o Heroes son
infinitamente más arriesgados que objetos arqueológicos como La
hechizada o La pequeña casa en la pradera. El reciente estudio
científico de las aventuras de Jack Bauer, en 24, o de Michael
Scofield, en Prison Break, es la prueba más evidente de que algo
sucede. De que ya no basta con mirarlas. Es sólo cosa de repasar
algunos títulos de ensayos académicos para tomarle la temperatura al
interés que, de a poco, comienzan a generar: "La mujer coreana moderna
en horario prime: análisis de la representación de Sun en la serie
Lost", "Telepistemología del clóset o políticas gay en Six Feet
Under", "Tony y Meadow: Los Soprano como un drama entre padre e hija".
Y uno lógico: una comparación entre Emma Bovary y Carmela Soprano, que
se robó todos los aplausos en el primer simposio dedicado íntegramente
a la serie. Todo eso hace sólo un par de meses en la Fordham
University, de Nueva York.
Incluso Oz, uno de los primeros intentos de HBO por confirmar que su
eslogan -"no es televisión, es HBO"- podía ser cierto, ha sido
abordado en reiteradas ocasiones en papers que tratan el problema
carcelario en Estados Unidos. O "Sex and the City y la cultura de
consumo: remeditación de un drama postfeminista". Eso sí: Lost es la
que, por lejos, lidera la lista con más trabajos académicos dedicados
a una serie. La fiebre por los sobrevivientes del vuelo Oceanic 815
incluso llegó hasta revistas universitarias dedicadas a la
administración ("Lost: Una guía de supervivencia hacia la teoría del
liderazgo") y, a estas alturas, a nadie debiera sorprenderle la
creación del aparentemente imposible centro dedicado al estudio de
Lost (Lost Studies, en loststudies.com), un centro virtual llevado por
profesores en California, Nebraska y Melbourne. Allí se pueden
encontrar artículos con títulos tan rimbombantes como "Lost:
Metanarrativa postestructural o bildungsroman posmoderno".

Lost: el secreto de la victoria

Daniel Link, seguramente uno de los más lúcidos críticos literarios
argentinos, sustenta eso de que las series son al siglo XXI lo que el
cine fue al siglo XX. "Para mí -dice desde Buenos Aires y
parafraseando a Deleuze- el cine murió por su mediocridad cuantitativa
y fue, en efecto, lo que dominó el siglo XX. Hoy lo mejor de las artes
audiovisuales pasa por la televisión". Así de sencillo. Además, para
Link -quien anuncia que sus próximas columnas en el trasandino diario
Perfil girarán en torno a estos mismos temas- el casting de una serie
como Lost, "por primera vez en la historia de la televisión
norteamericana fue multirracial de verdad. Es decir: poscolonial. Por
primera vez se puede explorar la conciencia del extranjero sin caer en
la monigotada del que farfulla y mal habla la lengua imperial". Y ese
punto, sin dudas, no fue casual en la maratón que la serie corrió
rumbo a su consagración planetaria. En la pantalla de Lost estaban los
iraquíes, los australianos, los latinos, los escoceses o los
africanos, pero no del modo en que ya habían estado, por ejemplo, en
Oz. Acá no hay ghettos ni representaciones archirrepetidas. Y eso lo
memorizó muy bien Tim Kring cuando creó Heroes, el caballo de batalla
de la cadena televisiva estadounidense NBC, que debía competir contra
el juliovernesco mundo de misterios de Lost, la estrella de la cadena
ABC. En la de NBC los japoneses hablan en japonés, el argumento salta
de un país a otro y el casting a ratos recuerda un comercial de
Benetton en versión ciencia ficción, pero de cualquier modo la lección
parece aprendida. De hecho, el ejército de fans de Heroes apareció a
los pocos capítulos y se multiplicó en foros y blogs dedicados
religiosamente a la serie. Y los resultados son sencillos: ninguna
otra serie, hasta el momento, ha podido enfrentarse con fuerza a los
misterios de la isla creada por J.J. Abrams.
Aunque no todo muere en la multiculturalidad o en los argumentos
imposibles. Hay probablemente algo más importante que los entusiastas
de las series aplauden cada vez que pueden: el riesgo. Un riesgo
narrativo mayor, uno que desde hace bastante tiempo no se veía en la
pantalla chica. Ni en la grande, claro. Y los culpables una vez más
fueron Damon Lindelof, Abrams y el equipo que "pensó" Lost. El final
de su tercera temporada, para todo esto, es clave. En ella, además de
los famosos flashbacks en donde se recapitula la vida anterior de los
personajes, aparecieron los flashfowards, esas pequeñas narraciones
intercaladas que anuncian lo que el futuro le deparará a cada uno de
los que dejen la isla. Para el escritor Alan Pauls, que hace unos días
fue incluido como uno de los 21 escritores imperdibles en el festival
literario galés Hay-On-Wye, todo esto es un poco más complejo. "Los
flashbacks y flashforwards de Lost no se entienden como remisiones a
otros tiempos (el pasado, el futuro) sino como operaciones de
linkeado. Los personajes y las historias no se disparan hacia atrás o
hacia adelante (porque "atrás" y "adelante" son categorías temporales,
propias de una narrativa tradicional donde la Historia todavía pesa):
se disparan más bien hacia otras 'páginas' de la serie, verdadero
mundo de mundos paralelos, posibles, coexistentes".
O, claro, el riesgo también estuvo en Prison Break, cuando los presos
que intentaron durante toda una primera temporada escapar de la
penitenciaría Fox River State, lo lograron. Era una serie sobre
cárceles que al poco tiempo, y para confirmar que en la televisión no
hay miedo a romper las fronteras de los géneros o subgéneros, seguiría
su historia lejos de las rejas. O, en cierto sentido, es parecido a lo
que hicieron los guionistas de Desperate Housewives, al matar a la voz
en off del relato, quien debía ser la protagonista, en el primer
capítulo de la primera temporada.

El factor internet

El sábado pasado, en el segundo piso de un ahumado local en
Providencia, José Miguel Villouta estaba de pie frente a un micrófono.
Al fondo, un telón rojo. En primer plano él y su rutina cómica. Era un
stand-up y una de sus primeras frases resume relativamente bien otro
punto inevitable del que hay que hablar cuando se habla de series.
"Más rasca que ver Lost por Canal 13", dijo.
Sólo bastó que creciera el ancho de banda, que se multiplicaran los
cibernautas y el resultado fue inesperado. Miles de fanáticos chilenos
-y colombianos, ucranianos o kenianos- comenzaron a bajar los
capítulos de sus series favoritas apenas eran emitidos en los Estados
Unidos. Usando programas gratuitos muy fáciles de utilizar como
Bittorrent, Utorrent o Emule, por ejemplo, casi cuarenta minutos
después de que en Estados Unidos se estrenara la final de la cuarta
temporada de Lost, hace ocho días, el capítulo estaba siendo
descargado por decenas de computadores chilenos. O de cualquier parte.
Fue sólo cosa de un par de horas para que los subtítulos en español -y
en otra decena de idiomas- estuvieran disponibles.
El mismo Pauls, al respecto, cree que las series ya no se producen
para ser vistas por televisión sino por internet. "No es que internet
esté reemplazando a la TV. El contexto internet está reemplazando al
contexto TV. Creo que la fórmula hipernarrativa de Lost, por ejemplo,
no se entiende sin este fenómeno por el cual la tele empieza a verse
fuera de la tele y empieza a 'robarles' a sus nuevos contextos
electrónicos procedimientos y lógicas narrativas". Sobre esa misma
relación parasitaria que va más allá de bajar una serie o de buscar
información sobre ella, Casciari cree que es sencillamente fundamental
porque "allí están los fans hablando sobre las tramas, y los
guionistas leen a los fans, conocen sus expectativas y sus sospechas.
Y gracias a eso pueden girar sus tramas hacia otra parte". De hecho se
han filmado finales alternativos para algunas series por si éstos se
llegan a filtrar antes de que el episodio salga al aire. Es que en más
de un sentido, acá todo depende del público.
Otro ejemplo es Madmen, la nueva y exitosa serie de uno de los
principales guionistas y productores de Los Soprano, Matthew Weiner.
En ella, según Casciari, se aborda el mundo de la publicidad en los
años 60, aunque eso sería sólo en apariencia porque realmente se trata
de mostrar cómo ha cambiado violentamente el mundo en las últimas
décadas. Y desde su factura perfecta, desde el mismo modo de abordar
la cotidianeidad que Los Soprano, es que se asoma también un nuevo
espectador televisivo, uno que según el crítico de El País, "es asiduo
a la literatura y al cine de autor" y no necesariamente a los típicos
contenidos televisivos. Es que las series, tal como las buenas
novelas, necesitan tiempo y dedicación. Quizá por eso también George
Steiner, uno de los intelectuales sobrevivientes del siglo XX, ha
dicho que hoy, las grandes historias, sencillamente pasan por la
televisión.

domingo, 29 de junio de 2008

Reflexiones de domingo (propias y ajenas)

Cada vez da ganas de leer menos los diarios por lo que alli publican
y por ver como la actualidad o si uds quieren la realidad se va
metaforseando de tal manera que hoy el conflicto que mantuvo en vilo
al país durante 100 días se ha transformado en una kermese de domingo.
Hoy nadie, pareciera, nadie recuerda el desabastecimiento, los
piquetes y aquellos días de furia colectiva.
Hoy todos han vuelto a sus rutinas olvidando, una vez más, lo que nos
pasa alrededor.
Igual sucede con la memoria y los recuerdos de lo que nos pasaba hace
30 años atrás.....

Hoy el juicio a menéndez y cía sigue siendo escuchado por unos pocos
que tienen la responsabilidad, el compromiso y las ganas de oír. hoy
solo algunos medios locales transmiten crónicas fidedignas de lo que
sucede puertas adentro... hoy nadie quiere escuchar las atrocidades
que hace 32 años se cometían en nombre de Dios y de una ideología que
exigía matar y desaparecer al enemigo.
Hoy una cadena informativa nos impone seguir haciéndonos los sordos
respecto a nuestra propia historia. Los medios dictaminan no recordar,
han pactado, como hace tres décadas con el poder de turno y se
dedican a seguir insuflando en los cordobeses la boludez colectiva.
Por suerte hay radios públicas como Nacional y Universidad que
proponen otra cuestión intentando encontrar un oyente inteligente y
comprometido.
De los diarios mejor ni hablar, no vale la pena ni mencionarlos por
que cada día estan peor y mal informados. Por no decir mal escritos
eso sería mucho no??
Hoy 32 años despues las cosas siguen siendo mas o menos lo mismo....
lo sé algunas cosas del paisaje han cambiado, han mutado pero en el
fondo algunas cuestiones escenciales siguen funcionando igual.
Hoy este conflicto que se ha desmadrado por todos los costados nos
demuestra que este país, esta sociedad, es decir, nosotros en comunión
con otros, retrasa muchas décadas, que los odios y resentimientos
siguen estando en el mismo lugar y que no hemos avanzado como sociedad
civil ni un ápice.
y eso es lo que realmente duele,
lo que realmente molesta,
porque todos siguen haciendo oídos sordos a las cuestiones centrales
de esta comunidad que sigue en el fango pudriéndose y que no puede
aprender de su pasado para mejorar su presente y delinear al menos un
futuro habitable.
Da lástima por toda la sangre derramada y todos aquellos que hoy no
están con nosotros.
Ni en honor a su memoria y su ausencia podemos ponernos a construir
una sociedad mejor. Ello sirve cuando se trata de pedir subsidios, de
ganar becas y lograr en nombre de la muerte cargos y lugares públicos.
Todos sin distinción de nombres y apellidos lo han hecho. Comparto la
lucha por la memoria sí, pero no el arribismo fácil y obtuso. Y eso
hacen muchos en esta ciudad y en este país.
Sino veamos los nombres de cargos que hoy se ocupan en el gobierno
nacional, provincial, municipal y universitario por solo nombrar
algunas áreas hoy conquistadas por aquellos y que ejercen una política
de persecución que en años atrás parecían combatir.
La querida Hebe de Bonafini es solo la punta de un iceberg que se
repite en direcciones verticales y horizontales.
Es triste y da mucha bronca.
He dicho algo que venía pensando hace unas semanas y en esta bella
siesta de domingo ha empezado a tomar forma.
Lo que intentaba ser una presentación de pocas líneas a esta nota del
notable Orlando Barone se transformó en diatriaba que bien vale la
pena leer.
Y si es posible encender el debate. Otra cosa de la que carecemos,
pero eso es ya otro tema.


Chistes malos en el velorio del humor
Por Orlando Barone

Nos habíamos reído tanto. Al principio de los noventa la gente se
reía; también los que gobernaban. Y también el mundo que nos miraba.
Eramos una risa contagiosa uno a uno. Risas de Ferrari o de picaduras
de avispa. Cuánta gracia desgraciada. Ya no. El ánimo argentino se ha
vuelto "Mi noche triste". Y con algunos picos de agonía mal procesada
y una resucitación interrupta. Basta vernos las caras: siempre
protestando por algo. Esta argentinidad no "está al palo", sino que es
difuncional: histeriquea pero no ejerce. Porque la libido nunca le
alcanza. La opinión pública está demasiado obesa para enfrentar la
militancia. Es amateur y esporádica. Tanto tiempo encerrada en el auto
y en el departamento ha descubierto la calle.

Desconozco si la soja en sí misma produce por proximidad, y sin
ingesta, algún daño colateral en el pensamiento estándar. A lo mejor
lo que se temía del río con cloro se corporizó en el yuyo brujo. Hay
algunas conductas que inducen a sospecharlo. Los protagonistas rurales
actúan como si tuvieran insomnio y se despertaran entre ortigas. Sus
oponentes viven en tensión en el área, rechazando pelotas y haciendo
zancadillas. El público está dividido; pero en el fondo desearía que
los chinos no compraran más soja sólo para no tener que enterarse de
los repliegues ocultos del negocio. Para no sentirse zarandeado entre
lo que cree y lo que le dicen. La desmesurada ingesta indigesta y
pervierte el gusto. El paladar actual argentino sabe siempre a
discordia. ¿Es para tanto? Parecemos adictos al descreimiento y al
rechazo. No estamos atravesados por una guerra étnica.

El humor, el chiste, la ironía natural han sido enterrados por la
retórica de barricada o de "velorio" sin dolor. A los humoristas
gráficos se les está yendo la chispa, porque nadie puede tener humor
entre páginas donde ninguna crónica se ríe. Y a veces hasta se obligan
a pensar, y derrapan entre una molienda de lugares comunes. El humor
previsible, obvio, es al humor como al sexo es el Viagra. No tiene
espontaneidad: se elabora. Es malo por maldad, no por ironía.

Los movileros causan gracia, pero ellos no la tienen: su material es
siempre la desgracia y se consustancian con más intensidad que las
víctimas. Un movilero alegre no triunfa. Ya ni siquiera el fútbol
tiene humor: de sus protagonistas se esperan peleas y traiciones. Las
vedettes están en guerra; los analistas y opinadores tienen el
síndrome del gran tribunal supremo. Escriben con moralejas. Los
imagino sentados ante el teclado vestidos con una toga y jurándose que
escriben para salvar a la patria. Y si no encuentran suficientes
agujeros negros los inventan. La opinión pública replicada en los
medios potencia su impotencia. Se inflama. Como esos muñecos de toro y
de pingüino llenos de aire y de anarquía batida con intereses. Es
cierto que una sociedad puede renacer de tragedias atroces. Pero esta
es apenas una farsa exhibicionista donde cualquier gesticulador
presume como un graduado en el " actor s studio " porque tiene quien
lo filme.

¿Cómo se hace para recuperar algún estado de ánimo normal que
justifique la creación del sujeto medio argentino? Acaso exista una
oportuna reparación psicológica que relaje la hosquedad del paisaje
urbano-campestre. Y que consiga que Dios no sienta arrepentimiento de
habernos creado insatisfechos hasta de estar insatisfechos.

Ultimamente lo que era propiedad exclusiva de una acaparadora del
sufrimiento y del porvenir sombrío se ha reproducido en el colectivo
social y político. Queremos pero no queremos que llegue el día negro.
Cargamos y descargamos la pistola. Creo que desde ahora quien gane en
los votos debe asumir que sólo gana ese día. Porque al día siguiente
ya nadie se hace cargo de su aporte. Y así la rabia nunca termina.

sábado, 28 de junio de 2008

Las venas abiertas de América latina

Para pensar la tarea del escritor en estos lugares que nos toca habitar.
una crónica que hoy publica Babelia en su apartado de América Latina.

Escribir detrás de los tiros de Río de Janeiro
João Paulo Cuenca


La semana antes de embarcarme a Madrid para la Feria del Libro fui a
una fiesta en Leme, barrio de clase media de Río. Pasé parte del
tiempo en el balcón, solo, bebiendo cerveza. Miraba las ventanas de
los apartamentos del otro lado de la calle y los pequeños cuadros
iluminados me mostraban familias comiendo, casi todas frente a un
televisor.

Poco después de las siete de la tarde, a lo largo de los extensos
corredores de hormigón que en Leme y en Copacabana separan los morros
del mar, empezaron a oírse unos tiros. Primero estampidos producidos
por pistolas y luego intermitentes balazos de fusil. El carioca medio
es un connaisseur cuando se trata de identificar el ruido producido
por las armas de fuego: sabe distinguir el sonido de un revólver
calibre 38 del de una ametralladora antiaérea, o del de un AK-47, el
fusil ruso que, por estos pagos, le ha robado la popularidad al AR-15.

En Leme, donde un apartamento en la avenida Atlántica con vistas
infinitas al mar puede valer algunos millones de euros, hay una favela
en estado de guerra. No contra la policía, sino contra otra favela
controlada por el bando rival que pretende invadirla. Cuando hay un
intercambio de tiros en la Zona Sur que dura más de diez minutos,
surgen los agentes del orden. Y esto fue lo que sucedió: aparecieron
vehículos de la policía a gran velocidad, con sirenas zumbando y
fusiles ostensiblemente apuntados para fuera.

Dentro de los apartamentos, simulamos indiferencia ante el ruido de
los tiros y de las granadas que ahora empiezan a retumbar. La
anfitriona ofrece más cerveza, hace un comentario gracioso ("¡eh!, hoy
la fiesta va a acabar más tarde...") y aumenta el volumen de la música
para eclipsar el inconveniente bullicio que llega de fuera. Antes de
que todo aquello llegue a transformarse en noche buñuelesca e
interminable, decido, desoyendo todos los consejos, irme de allí.

Ya en la calle, anduvimos bajo las explosiones y la mira de las armas
como si no nos importásemos. Para distraerme de las balas, invento
oxímoros, escribo haikus en silencio, silbo una sonata de Schubert,
pienso en la distancia que me separa de la mujer que perdí. Algunos
abandonan la timidez y corren por las calles, pero la mayoría
caminamos despacio, con la cabeza erguida, los ojos fijos mirando
hacia adelante. Otros beben en las tascas donde los omnipresentes
televisores transmiten la repetición de un partido de fútbol.

Me acordé de ese poco más que banal episodio ya en Madrid donde
participaba en una mesa sobre Realidad social en América Latina y su
impacto sobre las letras. En una de las intervenciones se dijo que
muchos escritores latinoamericanos daban la espalda a la dura realidad
de sus países. Se citó el término "Belíndia", acuñado por el
economista Edmar Bacha para definir el contraste social en Brasil, y
se insistió en que algunos escriben como si estuvieran en Bélgica,
olvidándose de la "India" que hay en el seno de sus países, escapando
de una supuesta responsabilidad social en su literatura. (En el caso
de Río de Janeiro, donde la desigualdad tiene ese lado, digamos, más
belicista, podría hablarse de "Beliraq").

Después alguien preguntó, con un sentido del humor claramente
involuntario: ¿no sería inmoral que un escritor huya de su país, de la
violencia de su país?

Antes de que diga que pedir responsabilidad social y posicionamiento
moral a escritores es lo mismo que esperar talento o capacidad
inventiva de un cura, preciso decir que en mis novelas y cuentos nunca
nadie sintió hambre.

Y además, nadie disparó nunca un tiro en una favela.

Escribo crónicas para periódicos desde hace cinco años, sobrevivo en
Río de Janeiro desde hace treinta y, prácticamente, nunca me ocupé del
tema. Podría decir que esta ha sido la primera vez (y tal vez la
última). No me siento obligado a hacerlo. No siento que deba retractar
algo que no forme parte de mi extravagante proyecto literario, cuyo
rumbo está determinado exclusivamente por mí, y hasta hoy no me he
sentido influenciado por eventos tan vulgares como un tiroteo. Por
suerte, otros escritores brasileños contemporáneos, como Sérgio
Sant'Anna, Bernardo Carvalho, Joca Reiners Terron, Daniel Galera y
otros muchos más especímenes originales que podría citar aquí,
comparten esa misma libertad de espíritu.

Cuando escribo, tan extranjero soy en Madrid como en Río de Janeiro o
en París, donde me encuentro ahora. Brasil, país que adoro y detesto a
partes iguales, me interesa en la medida de mis curiosidades y de mis
mutantes obsesiones. Nada debo a Brasil y nada me debe a mí Brasil,
impuestos aparte.

El gran escritor de esta nación insular, y uno de los mayores del
planeta de todos los tiempos, se llamaba Machado de Assis y era un
carioca mulato, descendiente de esclavos. Pasó décadas siendo tachado
de alienado y despolitizado porque, supuestamente, nunca se
comprometió con los problemas sociales de su país, por entonces,
preabolicionista. Lo cierto es que Machado nunca necesitó ser
didáctico o panfletario, cosa que, lamentablemente, muchas veces se
espera de un escritor, sobre todo si es tercermundista. Las
contradicciones de aquella sociedad estaban presentes, y no podían
dejar de estarlo, en todas y cada una de sus palabras.

La libertad de no colocarse bajo ningún paraguas folclórico o
ideológico y salir a la calle, perdido en medio del tiroteo, huyendo
de la frívola fiesta en la que pudimos permanecer, obviamente no es
confortable. Pero me es muy querida esa sensación de incomodidad, y
creo que toda una generación de nuevos escritores latinoamericanos se
ha expresado a través de ella, con la libertad de escribir, incluso,
sobre sus aldeas y sus propias guerrillas. No como escritores
latinoamericanos, sino como escritores, punto. Escritores terráqueos,
si se prefiere.

En mi caso puedo decir que no escribo sobre tiros, nunca sobre los
tiros, pero, si estoy sin suerte, sí bajo los tiros. Que se reflejan
explícitamente o no en mi literatura y en mi sanidad mental. -

viernes, 27 de junio de 2008

La construcción de la actualidad/realidad.

Un texto brillante de Martín que vale la pena leer lentamente este
viernes espectacular.
a disfrutarlo.
y a pensar que historias valen la pena ser contadas no??


La conversación
Martín Caparrós

El jueves primero de julio de 1858, hace casi siglo y medio, un
científico módicamente prestigioso –o sea: conocido por sus veinte
colegas de una ciencia en pañales– presentó en la Linnean Society de
Londres un trabajo sobre cómo evolucionaban los seres vivos o, mejor:
sobre su hipótesis de que esos seres no habían sido creados por Dios
tal como son sino que habían ido cambiando, buscando sus maneras.

Charles Darwin pensaba, por supuesto, asistir a su propia conferencia,
pero uno de sus hijos se murió de escarlatina, y su artículo inaugural
fue leído en su ausencia. El evento no tuvo gran repercusión.

Al día siguiente, los diarios londinenses hablaban de la cabalgata de
la reina Victoria, la presentación de una imagen del presidente de
Estados Unidos en el museo de cera de madame Tussaud y la llegada de
un barco que había tardado sólo once días en cruzar el mar desde Nueva
York, pero no decía una palabra sobre el artículo de Darwin. Ni los
diarios del viernes, el sábado, el domingo.

A fin de año, en la revista anual de la Linnean Society, su presidente
escribió que "este año no se ha visto marcado por ninguno de esos
descubrimientos que revolucionan su rama de la ciencia…": un
visionario. Tiempo después, millones empezaron a entender que la
teoría darwiniana de la evolución cambiaría para siempre la forma en
que nos pensamos como hombres. Pero su presentación nunca salió en los
diarios.

–¿Y usted qué se esperaba, mi estimado?

–No sé, cómo decirle. ¿Que le acertemos alguna vez, de vez en cuando?

Suelo sospechar que las cosas que importan no salen en los diarios o,
peor: que las cosas que importan son las que no salen en los diarios.
La procesión de ejemplos sería interminable y jubilosa. Recuerdo otro
primero de julio, 1948, también jueves, otra historia de ciencias:
cuando el editor de la sección Radio del New York Times le encargó a
uno de sus periodistas 82 palabras –exactamente la cantidad que lleva
este párrafo desde que empezó con las palabras "suelo sospechar"– para
contar –ya van 87– que el día anterior Ralph Brown, director de los
laboratorios Bell, había presentado un invento cuyo nombre también era
un invento. "Lo llamamos transistor –una abreviatura de transference
resistor– porque es un dispositivo semiconductor que puede amplificar
las señales eléctricas que transfiere", dijo. Fueron, insisto, 82
palabras. Este párrafo ya usó 140.

Los ejemplos podrían multiplicarse al infinito. Tampoco parece que
nadie haya registrado el primer concierto de los Beatles ni cómo y
cuándo dejó de ser escandaloso en Buenos Aires que un hombre y una
mujer vivieran juntos sin casarse ni cómo fue que a una persona se le
ocurrió llamar a otra persona "fiera" ni por qué nos estamos volviendo
cada vez más pavos ni ni ni.

El punto es que seguimos mirando hacia donde no vale la pena o, mejor:
seguimos sin mirar adonde sí. Todo, en principio, por el gran mito de
la actualidad: a veces creo que no hay nada peor para la información
que el mito de la actualidad. La actualidad parece un dato "objetivo",
una parte decisiva de la realidad. Pero está claro que es una
construcción de los medios para que el público consuma: el público la
compra, la cree, y termina por pedirla. Entonces los medios pasan a
tener la excusa mercantil perfecta: es lo que nuestro público quiere,
por eso se lo damos.

La actualidad está hecha, sobre todo, de lo que hacen los ricos o
famosos o futbolistas o tetonas o políticos –o las diversas
combinaciones de estos elementos. Y de lo que nos pasa a los demás
cuando nos pasan cosas tremebundas: asaltos, tsunamis, accidentes,
hambrunas, sextillizos. La mayoría de las personas sólo aparece en los
medios cuando les pasa algo espantoso. Ésa es la diferencia decisiva:
los ricos y tetones hacen; a los demás, nos pasan cosas.

La actualidad, como toda construcción, depende de sus constructores:
los que van y la deciden cada día. La actualidad sigue –suele seguir,
excepto en Crítica de la Argentina, por supuesto– determinadas reglas:
que sea fácil de consumir, que muestre blancos y negros bien marcados,
que no requiera grandes reflexiones, que impacte, que emocione barato,
que no cuestione cierto orden, que se venda.

La actualidad no sabe –o no quiere– contar nuestras vidas. Y nos ha
convencido de que lo que importa, lo que sí define nuestras vidas, es
ella. La operación está completa: nos hablan de algo lejano, que en
general no podemos modificar, y nos convencen de que eso es lo que
realmente nos importa.

Ni siquiera es mala fe –quiero decir: ni siquiera siempre es mala fe:
a veces es sólo esa incapacidad de ver que nos viene de la costumbre
de mirar "la actualidad". Pero sería increíble aprender a contar lo
demás, lo que se nos escapa, esos fenómenos que, dentro de cien años,
alguien va a recordar.

–¿Qué nombre me decís, Critina? ¿Critina qué, Critina cómo?

–No, querido, era Cristina, una mujer que fue eso que eran entonces,
"prescidente" creo que se decía, o proboscidio, no me acuerdo, de una
de las partes del continente, más al Sur.

–¿Una mujer? ¿Era de cuando todavía existían hombres y mujeres?

Pensó Yak y cerró los ojos para cortar la comunicación mental con su
prim@ Sili en la base saturna. Nunca entendía por qué ell@ le hablaba
de esas cosas.)

Es cierto: no es fácil descubrirlos. Y es más probable que se nos
escapen a nosotros, periodistas, tan vasallos del diario trajinar, tan
esclavos del tiempo tirano y el espacio autócrata opresor. Por eso
quería pedirles a ustedes, lectores, eminencias, que se dejen de
putear barato en internet y lo usen (www.criticadigital.com) para un
casi juego: ¿qué cuestiones, qué historias, qué temas más allá de la
llamada actualidad les parece que habría que contar en estos días?
¿Qué nos estamos perdiendo y deberíamos saber? ¿De qué vale la pena
hablar?

jueves, 26 de junio de 2008

La ciudad se sigue pensando en el España Córdoba:hoy el catalán Sabaté

Sigue este ciclo que nos invitar a pensarnos en relacion a la ciudad,
asi que aprovechen y vayan a escuchar a este catalán que debe tener
mucho para decir.
Buena tarde

En la cuarta conferencia del ciclo ´Ciudad en Construcción - Cinco
perspectivas para pensar la Ciudad´ realizado por el Centro Cultural
España Córdoba hoy a las 19.30 se presentará Joaquín Sabaté,
arquitecto y economista autor de numerosos trabajos sobre paisaje
cultural.

En la conferencia el especialista español desarrollará la evolución de
la mera preservación del patrimonio a la ordenación del paisaje,
abordando conceptos como paisajes culturales y parques patrimoniales.

La presentación estará a cargo de Omar París quien es director de la
revista 30 - 60 Cuaderno latinoamericano de Arquitectura.

Joaquín Sabaté es catedrático de Urbanismo, profesor e investigador en
la Universidad Politécnica de Catalunya (UPC) desde 1976.

Se ha desempeñado en diferentes áreas de la docencia en universidades
españolas, europeas y americanas; cuenta con más de un centenar de
conferencias y ponencias en Seminarios y Congresos; y es autor de
numerosos trabajos de planeamiento urbanístico y territorial.
Catedrático de Urbanismo de la ETS de Barcelona. Coordinador de curso
de doctorado y post grado ´Proyectar el Territorio´ (Máster en
Proyectación Urbanística).

Un premio merecido

Un gran premio merecido y a descubrir a esta autora que es un genialidad según comentan los que saben.
buen jueves y a disfrutar de esta soleada tarde de otoño.
 
Premio real para Atwood
El jurado destacó que la escritora asume inteligentemente la tradición clásica y defiende la dignidad femenina.
La escritora canadiense Margaret Atwood obtuvo el Premio Príncipe de Asturias de Letras, y con él 50 mil euros y la reproducción de una estatuilla diseñada por el artista Joan Miró, se informó ayer en España.
Atwood se declaró sorprendida y afirmó: "Este maravilloso premio es muy importante para mí y también para la literatura canadiense", y aclaró que cree que servirá en Europa para diferenciar a la escritura de su país de la estadounidense.
La candidatura de Atwood llegó a la última ronda de votaciones del jurado junto a las del autor español Juan Goytisolo, el británico Ian McEwan y el albanés Ismail Kadaré. También compitieron el colombiano Gabriel García Márquez, el español Jorge Semprún, el uruguayo Eduardo Galeano, el japonés Haruki Murakami, el italiano Antonio Tabucchi y el estadounidense Richard Ford.
El jurado comunicó que su decisión se basa en la espléndida obra literaria de la poeta y novelista nacida en 1939 "que ha explorado diferentes géneros con agudeza e ironía". Y agregó que "asume inteligentemente la tradición clásica, defiende la dignidad de las mujeres y denuncia situaciones de injusticia social".
Esta autora prolífica obtuvo reconocimiento internacional con la publicación de su novela La mujer comestible (1969), a la que siguieron, entre otras, El cuento de la criada (1985) y La novia ladrona (1993). Sus últimos títulos son la novela Oryx y Crake (2003), la colección de relatos The Tent (La carpa, 2006) y The Door (La puerta, 2007), de poesía. Sus libros, traducidos a más de 30 idiomas, frecuentan la figura de la mujer, su madurez y los cambios del rol sexual. La canadiense afirma que cuando escribe una novela "es como si construyera una casa" y que la poesía "se escribe con la mano izquierda y corresponde a una zona del cerebro que se encarga de la música y de las áreas más creativas".
Atwood reconoce su adiración por los escritores franceses del siglo XIX –como Flaubert, Zola o Maupassant–, los clásicos rusos y Cervantes.
Conocida por su militancia por los derechos humanos, la ecología y la cuestión de género, Atwood aseguró al recibir el premio que "el terrorismo es un pequeño desafío comparado con otros que afronta el mundo", y señaló que las repercusiones del cambio climático van a ser mucho mayores que las derivadas de ese asunto.
Días previos a la definición del jurado se especuló con la posibilidad de que el elegido fuera un escritor de lengua española, ya que desde 2000 –con la premiación del guatemalteco Augusto Monterroso– ningún hispanohablante ha obtenido el premio.
El finalista que cumplía con esa característica era Juan Goytisolo. Debate aparte, el director de la Real Academia Española y presidente del jurado en este caso, Víctor García de la Concha, dijo estar satisfecho con la premiación de Atwood, a quien calificó como "una novelista de valía internacional". Y confesó que el resultado de la votación final fue "muy holgado" a favor de la canadiense.
El Príncipe de Asturias de Letras ya lo habían obtenido escritores como Juan Rulfo, Mario Vargas Llosa, Günter Grass, Doris Lessing, Arthur Miller, Paul Auster y Amos Oz.
 
Así escribe
Cuando mi madre era muy pequeña, alguien le regaló por Pascua una cesta de polluelos. Todos murieron.
–Ignoraba que no podía sacarlos –dice mi madre–. Pobres animalitos. Los extendía en fila sobre una tabla, con las patitas tiesas como un palo, y lloré por ellos. Los quería locamente.
Es posible que mi madre utilice esta historia para ilustrar su propia estupidez, y también su sentimentalismo. Quiere darnos a entender que ahora no haría una cosa semejante.
Es posible que se trate de un comentario sobre la naturaleza del amor, aunque, conociendo a mi madre, es improbable.
El padre de mi madre era médico rural. Antes de la aparición de los primeros automóviles, recorría su territorio en un cochecito tirado por caballos, y, nevara o lloviera, utilizaba un trineo en mitad de la noche para llegar a las casas iluminadas con lámparas de aceite. A su llegada, encontraba el agua hirviendo en el hornillo y las sábanas, calientes, escurriéndose en el escurreplatos, a punto para ayudar a traer al mundo a niños que luego recibirían su nombre. Visitaba en casa, y mi madre, de niña, veía a los pacientes llegar a la puerta de la consulta, a la que se accedía por el porche delantero, aferrándose las partes de su cuerpo (dedos de manos o pies, orejas, narices) que se habían cortado por accidente, presionando estas partes seccionadas contra muñones en carne viva con la vana esperanza de que mi abuelo fuera capaz de cosérselas y de reparar las mutilaciones producidas por hachas, sierras, cuchillos o a causa del destino.
Mi madre y su hermana menor remoloneaban junto a la puerta cerrada de la consulta hasta que eran expulsadas.
Detrás de la hoja de madera se oían gemidos, gritos ahogados y peticiones de socorro. Para mi madre, los hospitales no han sido nunca lugares agradables, pues la enfermedad no concede tregua ni respiro.
–Nunca te pongas enferma –dice, y lo dice en serio.
Y, desde luego, hace cuanto puede por llevar a la práctica su propio consejo, aunque una vez, sin embargo, estuvo a punto de morir.
(Extracto de Momentos significativos de la vida de mi madre.)

El estreno del jueves en Córdoba: imperdible

no pudo ser el jueves pasado pero prometen que este si, asi que vayan y vean.


Dentro del ciclo de cine latinoamericano que La quimera viene
presentado hace dos meses esta película viene a ser la frutilla de la
torta y del excelente ciclo.
Asi que hoy aunque nieve en Córdoba deben ir a verla.
20:30 en el Teatro La luna Pje Escuti y Fructuoso Rivera.
Para seguir la programacion aca va su direccion de blog.
http://laquimera.wordpress.com/
y aquí una sinopsis para saber de que va la cosa.

Vayan, sera un experiencia única


La tercera película de Reygadas, ganadora del premio del jurado en
Cannes 2007, posee lo mejor de sus dos trabajos precedentes, aunque
aquí su aspiración por "esculpir en el tiempo", la bella definición de
Tarkovski sobre el arte cinematográfico, lo lleve a revisitar la obra
de Dreyer, en especial La palabra. En efecto, el Cristianismo, una
presencia constante en su cine, alcanza aquí una nueva dimensión
teológica. El inicio y el cierre, planos secuencia de un amanecer y un
atardecer cosmológicos, constituyen una epifanía visual y sonora.
Habrá también un pasaje fundamental de una precisión formal admirable,
en el que se visualizará el cumplimiento de la promesa por antonomasia
del Cristianismo (y prueba de que existe otro orden metafísico). Todo
ello en una película sobre un triángulo amoroso en el seno de una
comunidad menonita alemana en el norte de Méjico, un melodrama austero
y contemporáneo en el que el personaje principal, buen esposo y padre
de familia, habrá de lidiar con la ingobernable lógica del deseo, no
siempre dispuesto a canalizarse en un solo objeto amoroso. El cielo,
la tierra y el cuerpo, los verdaderos protagonistas de esta película
magistral. (Roger Koza, programador)

miércoles, 25 de junio de 2008

Memoria: una cosa que nos falta cada día más

Recordar 30 años despues es un buen ejercicio que deberíamos hacer.
Una excelente nota que nos devuleve una imagen que aún hoy muchos no
quieren ver.
Pero es muy necesaria.


El éxtasis del fútbol, la agonía del país
Pasaron tres décadas desde aquel 3-1 a Holanda, con dos goles de
Kempes y uno de Bertoni, un éxito logrado digna y legítimamente en la
cancha que la dictadura militar manchó de sangre, como todo lo que
tocaba, salpicándolo para siempre.
Por Juan José Panno

.

"De la casa tejida sale el dueño,

piso su área, invado sus dominios,

amago que me voy, pero me quedo.

Pasa de largo

y entonces me transformo en un

torero:

levanto los brazos al tiempo que le

pego.

Giro de pronto,

apoyo las rodillas en el suelo,

aspiro todo el aire que me pide el

pecho

y empiezo a oír la música que

quiero."

El poema no hace referencias personales, pero le cabe a Mario Alberto
Kempes. Uno lee y por estos días piensa en Kempes, en gol argentino.
Goles para superar a Polonia, para dejar atrás a Perú, para la
venganza contra Holanda.

Kempes había jugado el segundo tiempo de aquel partido del '74 contra
la Naranja Mecánica, en Gelsenkirchen. Entró por René Houseman en el
inicio del segundo tiempo. Y tocó la pelota tanto como Ubaldo Matildo
Fillol, que integraba el plantel, pero estaba afuera... Los tres
sufrieron en el pellejo propio la vergüenza del baile y del 4-0 que no
fue el doble porque los holandeses bajaron de revoluciones, para ellos
el campeonato seguía. A este cronista le tocó también padecer aquella
goleada. No tocaron la pelota ni Kempes, ni Houseman, ni Wolff, ni
Carnevale, ni Balbuena y siguen los ni.

La primera llegada hasta el arco holandés fue un remate de Ayala desde
lejos, a las manos del arquero Jongbloed sobre la mitad del segundo
tiempo. Alguna vez contó Roberto Perfumo que, con el partido 2-0, el
arquero Daniel Carnevali se apuró para ir a buscar una pelota que se
había ido afuera y él le sugirió que hiciera tiempo. "Pará, loco,
tranquilo –le dijo– que éstos nos van a hacer media docena."

Cuatro años después de aquello, Argentina disputó la final del Mundial
contra casi los mismos jugadores holandeses. Parecía mentira. En el
medio pasó que César Menotti se hizo cargo de la Selección. El Flaco
jerarquizó al equipo nacional. Convenció a los deprimidos futbolistas
locales de que con una buena preparación física podían jugar de igual
a igual con los europeos y hacer pesar la superioridad técnica; logró
darle contenido a la idea de que la Selección era la prioridad Nº 1;
entrenó a fondo; hizo amistosos contra los más pesados; llevó a la
Selección por todo el país, convocó a jugadores de distintos equipos;
se bancó las críticas despiadadas (como Basile hoy, como Bielsa ayer)
de quienes no aceptaban ni su estilo de juego ni su manejo con la
prensa y logró el objetivo de armar una selección competitiva. Los
jugadores, acaso por primera vez en la historia después del desastre
de Suecia sentían orgullo de ser convocados para el seleccionado. Eso
sigue hasta hoy.

Argentina del '78 era un equipo muy sólido, aguerrido, simple y
contundente, aunque no todo lo vistoso que hubiera pretendido el
entrenador y quienes suscribían su ideario futbolístico. El Juvenil
del '79, sí lució en tiempo completo la belleza estética que aquel
cuadro del '78 sólo conseguía fugazmente.

Jugaba con cuatro defensores, sostenía todo el andamiaje con Gallego
parado delante de la línea de cuatro, pendulaba con la movilidad de
Ardiles y atacaba con dos wines bien abiertos: Bertoni o Houseman y
Ortiz. Un delantero centro, un referente de área como dicen ahora,
Luque; y Kempes, líbero de toda la cancha, inclasificable
polifuncional capaz de arrancar de bien atrás para llegar hasta lo más
profundo de las defensas rivales.

Con tres de punta o con dos, con Valencia, Villa o Larrosa en la
cancha, daba lo mismo: Kempes siempre encontraba su lugar en el mundo
y resultaba vital para el equipo y letal para los rivales. La columna
vertebral: Passarella-Gallego-Kempes se completaba con Fillol. El Pato
conservaba en el arco lo que los demás construían con paciencia
arriba. La Selección pasó la primera fase, asimiló el impacto de la
caída contra Italia y atravesó el camino hacia la final, ya con Kempes
en el mejor nivel. La historia es conocida: 2-0 a Polonia con una
primera atajada de Kempes para evitar que la pelota entrara y una
segunda volada de Fillol en el penal e Deyna; empate con Brasil,
goleada a Perú. Punto y aparte.

Aquella goleada a los peruanos estará eternamente bajo sospecha. No
hay pruebas fehacientes del arreglo, pero sí datos cruzados que hacen
pensar que el almirante Lacoste y sus secuaces se movieron para
asegurarse de que los peruanos no ofrecieran demasiada resistencia. Lo
que está claro es que si hubo algo turbio no partió de los jugadores
ni del cuerpo técnico. Y también es innegable que la Selección estaba
en condiciones de hacerle los goles que necesitaba. Los peruanos
habían llegado a este partido después de perder 3-0 con Brasil y 1-0
con Polonia. Anímicamente caídos, recordaban que un par de meses
antes, en Lima, Argentina había ganado fácil, más allá del 3-1 final.
Demasiados elementos para suponer que ese equipo supermotivado
necesitara de oscuras ayudas.

Treinta años pasaron desde la final que Argentina ganó digna y
legítimamente en la cancha. Treinta años sin que Kempes tuviera todo
el reconocimiento que se merecía por lo que hizo en la cancha. Treinta
años de una final que la terrible dictadura militar manchó de sangre,
como todo lo que tocaba.

Fragmento de otro poema de Carlos Ferreira: "Mundial"

"Cuánto bailamos en aquellos

días,

qué dulce fue el mareo del

engaño.

Cuántas ganas de ignorarlo todo,

de creer que había vuelto

el perfume de las buenas cosas.

Lo malo fue el final

indigno y torpe:

aquellos cadáveres volviendo

al lecho de los ríos,

a las comunes fosas,

meneando las cabezas,

canturreando una canción de

olvido

Y nosotros allí.

con esos bombos

con esas insensatas banderas

sudorosas,

con el mundo al revés,

hechos pelota".

Los datos que faltaban para la recomendación IV

Horarios de Emisión de karnaval.

canal I-sat-
Miércoles 25, a las 23 hs.
Domingo 29, a las 1 hs.

Recomendacion IV: buen cine en tele

Si no quieren salir ni socializar se puede ver buen en cine desde el
living de casa o en la cama, depende donde tengas el tele.
Dicen que la peli es muy interesante asi que a verla hoy o en su
repetición el domingo a la madrugada.


Thomas Vincent dirige esta película que sutilmente se adentra en los
prejuicios de la clase obrera francesa y en el mundo trastocado
propuesto por el carnaval. Sin juzgar aborda la infidelidad, el amor,
la xenofobia y la solidaridad entre los más desfavorecidos.
Sinopsis:
Francia, 1988: días de carnaval, de festejos y excesos. Larbi (Amar
Ben Abdallah) proviene de una familia árabe y trabaja con su padre.
Después de una discusión con él, decide abruptamente dejar la casa
paterna y el taller familiar para probar suerte en Marsella.

Como es medianoche y los trenes no salen hasta la mañana siguiente, se
resguarda en el portal de un edificio, donde se cruza con Bea (Sylvie
Testud) y Christian (Clovis Cornillac), una joven pareja que regresa a
su hogar luego de beber y bailar en el carnaval. Larbi se siente
atraído por Bea y decide postergar su viaje para acercarse a ella. El
clima carnavalesco favorece el encuentro, que provoca el cruce de dos
mundos diferentes.

En 1999, Karnaval ganó el premio Alfre Bauer en el Festival de Berlín.

Recomendacion III: teatro antes de la debacle, antes de la nada.

"El Teatro Independiente de Córdoba pierde un eslabón, se desencadena.
Un espacio de quehacer teatral se muda a ningún lugar. Sucumbe. El
Cuenco Teatro (1996 - 2008)". Así se anuncia el festival con que la
sala de Libertad 326 se despide, por ahora, hasta que los responsables
de esa asociación cultural resuelva el problema del espacio.

Después de 12 años, El Cuenco vive esta situación como un destierro
forzoso. Por eso, colegas y amigos presentan sus obras para decirle
adiós al espacio y hasta pronto al colectivo de artistas que sostienen
El Cuenco.

Miércoles. A las 21, Decime qué escuchás por Grupo La Negra.
Dirección: Sol Pereyra.

Jueves. A las 21. Nursing, Elemental Manual de Procedimientos, por La
Lid Teatro.


Todas las obras son con entrada a la gorra. Más información al
teléfono 482-9335.

Recomendacion II: cine francés.

La Alianza Francesa ( Ayacucho 46) propone la última semana de cada
mes ver buen cine francés y propone para ello dos horarios posibles:
Los miércoles a las 15 30 y los jueves a las 19 horas.
Asi que están invitados todos a ver Amor de infancia que se presento
hace unos años en el Bafici y no esta en video asi que una buena
oportunidad para disfrutar de una linda película ambientada en la
campiña francesa.
Ideal para estas tardes de otoño.
Mas abajo la sinopsis de la película.
Vayan, vean y gocen de un bella pelicula.


Sobre la película:
Paul tiene 28 años y sigue sin terminar sus estudios. No visita
asiduamente su hogar, la granja familiar, y si regresa es debido a
que su padre está enfermo. Inmerso en el mundo de su infancia, Paul
reencuentra sus antiguos lazos: su padre y su madre, su mejor amigo
Thierry, siempre dispuesto a hacer las mil diabluras, y Odile, una
joven vecina "enamorada de él cuando era pequeña."
Deseoso de partir lo antes posible, Paul no trata muy bien a los
suyos. Pero el tiempo pasa y se le hace cada vez más díficil partir.
Poco a poco, se siente culpable de haber abandonado a su familia y
lamenta lo dejado atrás. Trata entonces de compensar el tiempo
perdido, siendo bueno y generoso. Y, partiendo de cero, como si nada
hubiese cambiado, se da a sí mismo una segunda oportunidad.

martes, 24 de junio de 2008

Recomendaciones de miércoles I: Libros

Llego esta invitación y es una buena oportunidad para conocer a una
escritora cordobesa de proyección internacional
y que escribe magnificamente bien.
Además la mesa que presentará su nueva obra es un lujo sobre todo por
los visitantes Belgrano Rawson y de Santis. El crédito local ya es
conocido por estas calles.
Vayan, escuchen y compren el libro obviamente.
Les dejo la dirección de la autora para que la conozcan mas detalladamente


www.perlasuez.com.ar


Editorial Norma invita a usted a la presentación del libro

La pasajera
De Perla Suez

Acompañarán a la autora los escritores
Eduardo Belgrano Rawson, Pablo De Santis, Carlos Schilling
y el artista visual Ciro del Barco quien proyectará sus obras. Luego
habrá un brindis entre los invitados.

Miércoles 25 de junio a las 19:30 hs.
Auditorio de la Bolsa de Comercio de la Ciudad de Córdoba
Rosario de Santa Fe 231 PB
Entrada libre y gratuita


Producción general:
Diccionario revista de letras

Ante tanto caos y palabras un poco de rostros renacentistas.

A veces de tanta vóragine, tanta palabra, tanta información nos
olvidamos de disfrutar un poco del arte.
Aquí algunos retratos del Renacimiento.
Agostino Carracci con Arrigo el peludo, Pedro el loco y el enano Amon,
Giovanni Francesco Caroto conMuchacho sosteniendo un dibujo y Alberto
Durero con su Autoretrato.
A disfrutarlo y buen martes!!!!

Para pensar en este martes invernal

Variaciones en torno al blanco y al negro.
vale la pena leerlo


El color que no bajó del cielo
Por Noé Jitrik
En una película de la cual tuve noticias en México, la buena Libertad
Lamarque –que dicho sea de paso debutó en el cine de ese país de la
mano de Luis Buñuel–, estrella principal, ha padecido dramáticamente
el abandono de que ha sido objeto por parte de su adorada hija;
después de diversas temporadas de llanto le avisan que dicha hija está
en un hospital; corre a verla y al llegar le informan que en realidad
ha debido dar a luz y que lo ha hecho con toda felicidad. Transida de
emoción, y asistida por una solícita vecina, va a ver al recién nacido
que, sorpresa para el público, es un morenito oscuro. Gran
desconcierto que Libertad supera diciéndole a su amiga esta
inolvidable frase: "¿No es cierto que el negro es un bello color?"

¿Será el negro un color? Esa pregunta se presenta desde hace siglos
pero no sólo en el campo de la pintura (todos los pintores saben que
usar el negro es sumamente riesgoso) sino en el espinoso tema de las
razas: en general se ha considerado –y eso creo que se llama racismo–
que el negro de la piel de determinados seres humanos indica que
pertenecen a una raza y que, por añadidura, como el blanco o rubio es
probadamente un "bello color", es ligeramente inferior a la blanca y
aun a la amarilla. Razas, superiores o inferiores o más o menos, la
calificación ha dado lugar a penosas situaciones, a sufrimientos
indecibles, a instituciones como la abominable esclavitud.

Hay mucho escrito sobre eso, incluso acerca de lo repulsivo que
resulta una aceptación de esas categorizaciones. Ya pocos se atreven,
aunque lo sigan pensando, a manejarse con esa clase de nociones o
calificaciones. Y serán menos todavía si un "hombre de color", como
dicen eufemísticamente algunos sociólogos, o "afroamericano", como lo
designan algunos correctos políticos, muy respetuosos de la identidad,
llega a ser presidente de los Estados Unidos. Pero eso no quiere decir
que la aplicación del adjetivo no tenga variantes igualmente racistas,
por ejemplo, en nuestro medio, "morocho" y, aunque "negro" aplicado a
un blanco, fue el caso del nunca olvidado "Negro Mercado" o del "Negro
Fontanarrosa", puede denotar cariño, no tiene el mismo alcance cuando
se dice, de alguien que está en una posición inferior, "negro de
mierda", con perdón de tan dura expresión.

Empiezo a pensar que el uso denigrativo de "negro" es injusto respecto
del "bello color". El hecho de que la noche sea oscura no quiere decir
necesariamente que sea siniestra pero, tal vez por eso mismo, se ha
tendido a creer que lo negro es siniestro y, de ahí, a considerar
siniestro a todo lo que sea negro hay un solo paso; así, la palabra
melancolía, que pese a que suena bonito supone tristeza, abandono,
proviene del griego "melanos" o sea negro; menos bonita es la palabra
"melanoma", ese terrible lunar negro, que encubre un peligro supremo,
el mal absoluto está refugiado en ella; corrientemente, también, se
califica como "negro" un futuro ominoso, contrapuesto, desde luego, a
lo luminoso, "luz más luz" decía Goethe en su lecho de muerte. No se
ha tenido en cuenta que la luz puede ser enceguecedora y que objetos
de terrible muerte, como las bombas, vienen acompañadas de un
resplandor que no implica nada bueno.

Por esa razón me está pareciendo que calificar ciertas formas de
delito de "negras" no es correcto si, como sostenía Libertad, se trata
de un bello color. Dos de ellas en particular: "mercado negro" y
"tener empleados en negro".

De la primera se puede decir, por lo menos, que si es un delito no
necesariamente es negro, puesto que hay delitos peores que se
denominan, por ejemplo, de "guante blanco"; más aún, en ocasiones ese
modo de mercadeo ha sido una forma de defensa de ciertos de-samparados
frente a las demasías de productores poderosos que, amparados por
normas y reglamentos, especulan, determinan precios y, astutos, evaden
impuestos y trampean con impunidad. Así, los consumidores son
prisioneros de lo que impone el mercado. ¿Reivindicaremos por lo tanto
el llamado "mercado negro", como presunta zona de libertad y, en ese
caso, lo de negro sería inapropiado?

Así, se ha visto, en medio del conflicto con el "campo", que
reconocidos y honestos distribuidores, que se reclaman de blancos,
emiten facturas a precios mucho menores que los que les cobran a
indefensos minoristas. Se está viendo, igualmente, que poderosos
exportadores –blanquísimos– declaran mucho menos de lo que envían –y
cobran– al exterior y, hábilmente, depositan en respetables bancos de
otros países los excedentes, las diferencias: sienten que no pagar los
impuestos correspondientes es una operación nívea, cuyos beneficios se
merecen y que les confieren, por añadidura, una resplandeciente
respetabilidad. ¿Cambian de color?

Designar también como "en negro" a trabajadores que no gozan de un
contrato y, correlativamente, de una obra social como tampoco de los
beneficios a la larga de la jubilación me parece un exceso semántico.
La situación, que no cabe duda violenta muchos derechos, es tan grave,
y tan difundida, sobre todo en el campo, en el trabajo doméstico y en
los talleres clandestinos que hay en las ciudades, que más bien
merecería otro color, el amarillo, de prevención, el rojo de urgencia,
colores convocantes, y no el apacible negro que lo traga todo (como
los pozos).

Sin embargo, hay una obstinación en atribuir ese color a tal penosa
práctica cuya finalidad, no hay que ser un lince para verlo, es no
pagar cargas sociales o sea no contribuir a lo que para una comunidad
sana sería consolidar el presente y el futuro de sus miembros.

Me imagino, acaso sea un prejuicio, que ésta puede ser –lo digo con
todo el respeto del caso– una explicación de esta difundida conducta
que se liga, casi inevitablemente, tal vez yo esté incurriendo en una
simple derivación lógica o una asociación por semejanza, con la
vocación a no pagar impuestos, sean del tipo que sean, cualquiera sea
la finalidad que haya tenido la imposición.

Respeto, igualmente, otra explicación que me dan cada vez que le
pregunto a un acopiador, a un psicoanalista, a un médico, a un
político, a un chacarero, a un narcotraficante, a un contrabandista, a
un financista, a un verdulero o a un estanciero, por qué no pagan
impuestos, no todos por supuesto; se dirá que, muy separados unos de
otros por diversas y comprensibles razones, en eso están de acuerdo:
como habría dicho Borges "no los une el amor sino el impuesto".

Pero no falta quien argumente, con vehemente sinceridad y visión de
futuro, que por qué tiene que pagar si el gobierno se lo va a robar.
Ese sí que es un argumento fuerte; la única reserva que se puede hacer
a esa profecía es que no se sabe bien cómo hacen los gobiernos para
robarse el dinero de los impuestos que pagan todas esas personas: en
cierta ocasión estuve cerca de un gobierno y no pude ver cómo se hacía
para robar pero seguramente acopiadores, psicoanalistas, médicos,
políticos, financistas, narcotraficantes, contrabandistas, chacareros,
verduleros y estancieros, no todos por supuesto, lo han visto y por
eso pueden sostener tan firmemente esa hipótesis, más todavía porque
raras veces son pescados en falta y conminados dramáticamente a pagar
lo que deben. Ese presunto gobierno ladrón no logra si no muy
raramente atraparlos y meter su larga, pero impotente mano, en sus
bolsillos.

De este modo, no pagar los impuestos sería un acto de justiciera y
poética rebeldía que deja de lado, me parece, el hecho de que al no
pagar lo que la ley impone el que no paga se convierte en un ladrón.
Pero no creo que nadie, en esa posición, se sienta así, el rebelde es
siempre un héroe, la causa de su dinero es tan sagrada como es profana
la vulgar idea de que alguien, pero no él, tiene que pagar de alguna
manera los semáforos, el relleno de los baches, la policía, las
escuelas, las jubilaciones, los hospitales, el agua y tantas otras
cosas cuya necesidad no se discute y que deben funcionar aunque él no
contribuya a sostenerlas.


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lunes, 23 de junio de 2008

Un vegüenza más para la cultura de Córdoba y una libertad menos: el cierre de El Cuenco

Una verguenza terrible que nadie en esta ciudad pueda salvar esta sala.
¿Que hacen las instituciones estatales ??? Los "compañeros" que
habitan la Secretaría de Cultura no pueden hacer algo??
¿La movida del teatro independiente donde está?
¿ Los periodistas que piden entradas gratis y firman con sus rubricas
las páginas de artes y espectáculos donde se encuentran?
Un vegüenza más para la cultura de Córdoba en donde cada día se hace
más dificil ser coherente, comprometido y estar al frente de un
proyecto artístico.
Una libertad menos en donde la posibilidad de expresión artística se
ve cercenada por la voracidad económica que nos domina como títeres.
En tiempos de aniversarios de reformas, revoluciones juveniles y
dercechos humanos a flor de piel bien vendría preguntarse que
significa que El cuenco cierre y exista tanto silencio alrededor.
Para pensar no??
y hacer piquete toda la semana.
Algunos hacen lo que solo saben hacer: expresarse desde el escenario,
por eso un Festival.

Programación del Festival del Destierro
Lunes. A las 20. Apertura, instalación a cargo de Virginia Debárbora y
la Murga Caprichoso Rejunte. A las 21, Bua, por el Grupo Blick.
Dirección: Adrián Andrada

Martes. A las 21. Prima Fílmica, de Maximiliano Gallo.

Miércoles. A las 21, Decime qué escuchás por Grupo La Negra.
Dirección: Sol Pereyra.

Jueves. A las 21. Nursing, Elemental Manual de Procedimientos, por La
Lid Teatro.

Viernes. A las 21, Unipersonal (adaptación de Joseph Conrad) de Roberto Videla.

Sábado. A las 21, deSastres, por Cirulaxia Contra-Ataca. Dirección:
Elena Cerrada

Domingo. A las 21.La Desconfianza III, Matar al Otro. Texto y
dirección: Rodrigo Cuesta. El Cuenco Teatro

Domingo. A las 23. Proyección del Documental El Cuenco. Video
Institucional, de Rafael Caminos, Natalia González y Amelia Orquera.

Lunes 30. A las 20. Escenas de alumnos del Dpto. de Teatro de la U.N.C.

En julio. Los viernes 4 y 11, a las 22; sábados 5 y 12, a las 22;
domingos 6 y 13, a las 21. La Desconfianza III, Matar al Otro de
Rodrigo Cuesta. En El Cuenco, Libertad 326. Tel.: 482-9335. A la
gorra.

domingo, 22 de junio de 2008

Invitación para un feliz y hermoso domingo.

Who is María? Vaya a saber... cada cosa llega a veces...

Pero no estamos aquí para cuestionarnos nimiedades, sino para poner en
conocimiento de ustedes que este domingo 22 de Junio a las 19 horas,
en la particular Casa número 13, del predio Paseo de las Artes, se
dará fin a lo que fue el Tercer Cruce entre Buenos Aires y Córdoba.

Estanislao Flor estuvo poniendo curitas a los trabajos de Alejandro
Tos, Martín Ligon y Nicolás Bacanal. Gabriel Mosca, sanó producciones
de Ivana Mar, y el Grupo CAP.

Se ha convocado para coordinar momento tan profuso, al mísmisimo
Amadeo Azar, que se desmaterializará en Ciudad de las Artes, para
volver a corporizarse en el ya citado lugar, desafiando con impavidez
las leyes de la física. (Asombro!)

Pero no todo será esto... sino que además Un Pequeño Deseo (sopechas,
dudas y pistas confusas) número 3 , volverá a circular por la Casa
para irse luego por la vida, como lo hacen los hijos cuando ya han
crecido y no vuelven muy seguido que digamos.

Y para este número, tenemos el agrado de contar en nuestro bello
desplegable, con los textos curatoriales de Estanislao Florido y
Gabriel Mosconi. Además, Eduardo de la Cruz, Gabriela Halac y Gerardo
Repetto estarán dando su particular punto de vista en torno a La
Continuidad de los Proyectos Artísticos en Córdoba.

Todo esto en un Pequeño Deseo (sospechas, dudas y pistas confusas) Nº
Tres, un material original impreso en los talleres gráficos de Casa13
que cuenta con el cariñoso diseño exclusivo, en esta oportunidad, de
Marcelo Piñero.

Los esperamos... y a María, la moza inglesa, también.

www.casa13.blogspot.com

sábado, 21 de junio de 2008

“Latinoámerica es la clase media del mundo”

Un intelectual estudioso de la región que habla de lo que nos
acontece como continente, más allá de partidismos y tantos ismos....
Buen sabado

Da cuenta de tres problemas fundamentales: la reconstitución del
Estado, la nueva cuestión social y el papel estratégico de la dinámica
cultural. Los desafíos de los comportamientos electorales inéditos y
la aparición de nuevos actores sociales.

.

"Los latinoamericanos vivimos en el umbral de un nuevo ciclo
histórico, se descompone algo, pero no sabemos qué es lo que
reemplaza. Se puede tener una crítica muy fuerte en el aspecto
político y social, pero somos la clase media del mundo, no somos
Europa pero tampoco el sector más pobre del planeta. La gran
asignatura pendiente es la desigualdad. No es posible que Brasil, que
es el país más rico de la región, tenga niveles de desigualdad peores
que la India. Es un problema que América Latina tiene que resolver sí
o sí". La frase pertenece a Fernando Calderón, sociólogo boliviano,
nacido en 1948, que actualmente es asesor especial regional en
Gobernabilidad y Desarrollo Humano del Programa de las Naciones Unidas
para el Desarrollo y Coordinador del Proyecto Regional "Análisis
político y escenarios de corto y mediano plazo para fortalecer la
gobernabilidad democrática en América Latina", que ya editó cuatro
cuadernos de Escenarios políticos en América Latina.

Ex secretario ejecutivo del Consejo Latinoamericano de Ciencias
Sociales (CLACSO) y ex asesor de la Comisión Económica para América
Latina y el Caribe (CEPAL), ha publicado más de 20 libros, entre los
que se destacan: Esa esquiva modernidad, Sociedades sin atajos,
Cultura política y reestructuración en América Latina y La política en
las calles, Calderón sostiene: "Éste es un momento de una inflexión
histórica de América Latina. Tanto en los contenidos de la democracia
cuanto en los objetivos y transformaciones del desarrollo. Todos los
países de América Latina en su variedad y de distinta forma están
viviendo un momento de inflexión. Es el resultado de lo que ha
experimentado la región en términos de integración desigual e
ilimitada en estos últimos 20 años, que se produjeron los procesos de
globalización y las políticas de ajustes estructurales, donde las
consecuencias han sido muy variadas. Lo cierto es que ese ciclo se
agotó".

–¿Lo que se desestructura es el proceso que comenzó con las dictaduras
en los años setenta y que ya en democracia se conoce como
neoliberalismo?, ¿ya no vuelve más?

–No creo que vuelva, aunque puede hacerlo de manera reciclada. Pero la
gran cuestión es que la globalización también está cambiando, porque
ha generado una alterglobalización, que le da otro sentido, ya que
incluye demandas ecológicas, sociales políticas. Por eso el desafío es
hacer que el Estado, con el mercado, a través de la industria
cultural, –aspectos que son centrales en este proceso– puedan tener
una lógica distributiva distinta. Hasta ahora la globalización trajo
una concentración económica brutal y ha generado resistencias que
están buscando un nuevo sentido a un hecho histórico epocal. El
problema es cómo entra América Latina, si hay caminos comunes o
particulares, ése es el gran reto de la región.

–En el proceso de apertura de la globalización, el Estado-Nación
decayó; cuando nace el actual contra ciclo, ¿el Estado nacional vuelve
a tener peso, una intervención mayor?

–Hay tres tipos de problema. El primero es la reconstitución del
Estado como protagonista en el desarrollo y en la globalización, que
incluye la reconstrucción de la institucionalidad y el sistema
político. El segundo es que hay una nueva cuestión social en América
Latina. El tercero, un tema crucial, es el papel estratégico que tiene
la dinámica cultural. En el primer tema se ha instalado en la región
una crítica al Estado mínimo y una demanda de mayor participación del
Estado en el desarrollo económico y social. Pero se trata de un Estado
subordinado a la construcción de un espacio público donde un ciudadano
cada vez más autónomo y más crítico fiscaliza las funciones del poder.
Esto es una novedad. La discusión más interesante es una suerte de
construcción de un Estado bisagra, una institucionalidad que pueda
posicionar al país o a las alianzas regionales en la globalización. La
tarea es convertirse en un Estado red, que juega articulando, metido
en la sociedad y en la economía de la información que es donde le toca
navegar, y que al mismo tiempo descanse en una matriz de desarrollo
económico que permita mayor cohesión social.

–¿Para esta nueva etapa es fundamental el rol del Estado?

–Es estratégico. No hay economía fuerte en el mundo sin Estado. Sin él
no es posible entender el milagro Japonés o los tigres asiáticos, lo
mismo con el modelo finlandés. Sin embargo, en nuestro continente se
ha despreciado al Estado. Y el modelo más exitoso, que es el chileno,
es impensable sin el Estado y la coalición política que lo impulsó.
Ahora, no es el mismo Estado corporativista de los años 40. Es el
Estado bisagra, del que hablamos, que se subordina a una concepción
pública del desarrollo humano.

–¿La nueva cuestión social de la que usted habla refiere a la
aparición de un nuevos actores?

–Sí, es el rasgo más novedoso. Ha emergido un nuevo tipo de
comportamiento ciudadano que es más crítico, más autónomo, más
reflexivo, con menos lealtades absolutas y tiene un perfil de gente
joven. Diría que es un nuevo actor cultural, que no tiene relación de
dependencia ni con líderes ni con partidos políticos. Esto se puede
registrar en el comportamiento electoral, en la opinión pública, en
los nuevos movimientos sociales, en el malestar, el retraimiento
social y político; los jóvenes que dejan la esfera política y se
retiran. La idea de proyecto épico que fue tan fuerte en los años
setenta hoy está muy debilitada.

–Sin embargo, en momentos de crisis, es la juventud la que sale a dar
la pelea, como en 2001 en Buenos Aires o los estudiantes en Santiago.
Están navegando en internet y un día, sin aviso, ocupan el espacio
público.

–El caso más novedoso es el grupo Forajidos, en Quito, Ecuador, que es
un grupo de clase media que provocaron un cambio de gobierno en 2005
con la revolución de los celulares. Es menos épica la participación,
lo que no quiere decir que no tenga valores. Hemos hecho trabajos
focales con grupos piqueteros y la valoración que tienen del cotidiano
democrático es mucho más alta que la que uno haya podido tener hace 20
años atrás con una causa épica emancipadora de gran alcance. Son
valores que tienen que ver con resolver temas de discriminación
étnica, temas climáticos, ecológicos, es más cultural, de experiencia
inmediata y de crítica de la situación, no están enganchados con
nadie. Es un ciudadano mucho más libre, que puede tener compromisos
políticos pero puede dejarlos de lado sin mucha culpa y asumir otros,
o dejar de asumirlos, es un personaje más flexible.

–¿Este tipo de ciudadano minimiza los riesgos de autoritarismo?

–Sí. Eso es lo más positivo que trajo la globalización.

–El esquema de que Evo Morales significa un modelo de redistribución y
los santacruceños, la concentración económica, ¿sirve para entender lo
que ocurre en Bolivia?

–No, es una simplificación. El presidente Morales, en su mejor faceta,
defiende un proceso desarrollista indigenista. Ahí dice: "el Estado va
a jugar un papel importante en el desarrollo", realiza un nuevo pacto
con las empresas trasnacionales, afirma que "el Estado va a producir
cohesión social, yo soy presidente de todos los bolivianos, la única
salida es la negociación" y coloca a Bolivia en la globalización pero
con un proceso de redistribución con una dinámica endógena. Pero
dentro del gobierno también se ha visto la cara más radical y
autoritaria, que vuelve al desarrollismo netamente distribucionista y
muy ineficiente. En Santa Cruz, se fortalecieron los movimientos
cívicos y regionales y se constituyeron liderazgos políticos muy
autoritarios pero sobre la base de una mayor equidad social. Porque
allí hay una mejor distribución que en Occidente, la calidad de vida
es mejor, incluso para los sectores populares y los mecanismos de
discriminación son menores que en La Paz. Pero ha retrocedido sobre
sus propios avances. Ambos proyectos no pueden imponerse en la otra
región, por lo tanto es un empate técnico.

–¿Cómo impactan las nuevas comunicaciones en la red social?

–La sociedad latinoamericana no es la misma, tenemos otra estructura
social. La economía no es como era hace 20 años, es distinta, hay
otros patrones de socialización. La escuela y la familia han perdido
peso y lo han ganado los medios de comunicación de masas. Los jóvenes
tienen más comunicación entre ellos y han construido espacios de
relación en la red antes que en el espacio público compartido. Las
relaciones interpersonales se reconstituyen en la red informacional.
Yo me comunico en red con mis diez amigos, todos saben
instantáneamente donde está el otro, el espacio y el tiempo han
cambiado en la vida cotidiana. Son transformaciones muy fuertes.

–¿Qué otros cambios se produjeron?

–Los fenómenos de migraciones, el aumento de la pobreza, de la
desigualdad, de la concentración económica. En México, las 22 familias
más importantes, entre 1996 y el 2006, han aumentado más de 600 veces
su fortuna. Los sectores medios se han empobrecido. Una consecuencia
es que el conflicto social ha crecido pero se ha fragmentado. Otro
punto es que la gente está perdida, está excluida del mercado de
trabajo y los salarios, y los empleos son más precarios, pero hemos
avanzado en educación y en acceso a los medios de comunicación. El 67%
de los jóvenes que viven en las favelas de Río de Janeiro tienen
acceso a celulares. Tienes una insatisfacción crónica de gente más
globalizada y con más acceso al mundo cultural, más educada, con una
sociedad cada vez más estructura sobre pautas de consumo.

–¿Cuál es el principal obstáculo para el desarrollo de América Latina?

–Un latinoamericano está entre cinco y siete años de su vida frente a
la televisión y mira sobre todo publicidad, fútbol y telenovelas.
¿Cómo construyes una cultura democrática, de solidaridad con eso?
Cuando además tú tienes una elite, que éste es el problema número uno
de América Latina, que no es consistente con sus posibilidades de
impulsar desarrollos con integración, que no puede liderar los
desarrollos de sus países, que no se hace responsable de sus propios
países y que tienen alto grado de desprecio social por las clases
subalternas. Un viejo clásico de la sociología, José Medina
Echeverría, decía que había algunos problemas centrales en la
construcción de las elites para que sean proclives al desarrollo. La
primera es que tengan una cultura de austeridad, ¿tú te imaginas ricos
austeros en la Argentina o en Brasil? Es impensable. Y la segunda es
la cultura institucional, muchos criticamos la corrupción en el
gobierno –y con razón– pero, ¿cómo es la institucionalidad en el
ámbito privado? ¿Cuál es la relación entre medios y fines? ¿Cuál es el
espíritu de innovación tecnológico y cultural? Hay minorías
consistentes más sólidas, como en Chile, no tanto en el tema de la
integración y cohesión social sino en términos de institucionalidad,
me imagino que deben evadir impuestos, pero Chile es una sociedad que
tiene cultura fiscal. Te dan factura hasta en el local más pobre. En
la Argentina, hasta en el lugar más rico tratan de no darte la
factura.

viernes, 20 de junio de 2008

Para pensarlo esta noche de viernes.

Una joyita como siempre nos tiene acostumbrado el genial Martín.
Lean
y tengamos memoria en este pais dirigidos por pelotudos.

Honor
Martín Caparrós

En su primera conferencia de prensa del último lustro, hace tres días,
el señor ex presidente se quejó de que en 2002, cuando la bonaerense
mató a Kosteki y Santillán, el diario Clarín tituló "La crisis se
cobró dos nuevas muertes", pero habló de "represión" cuando la
Gendarmería detuvo a De Angeli la semana pasada. No podría tener más
razón. Guiado por su razón, casi encandilado, impaciente por acordar
con él, busqué en todos los archivos de 2002 sus enérgicas
declaraciones de repudio y condena al gobierno de Eduardo Duhalde por
el asesinato de Kosteki y Santillán –y no encontré nada de nada. El
entonces gobernador que, ahora ex presidente, condena a Clarín, hizo
entonces lo mismo que ahora condena, en un poco peor: no dijo ni una
palabra sobre el crimen que le costó la presidencia a su entonces
amigo y mentor. Pero ahora dice lo que entonces no dijo, como mañana
no dirá lo que sí dijo ayer. Y ése es, en general, su problema: dice,
dice, siempre fuera de tiempo, cosas que no soportan la menor
comparación con su historia o con su práctica presente. Se aprovecha
–trata de aprovecharse– de la escasa memoria de nosotros argentinos:
de la flaqueza de esa Memoria de la que tanto habla, y dice, y dice.

Es lo mismo que hace su mujer y Presidenta, siempre con la Memoria en
una esquina de la boca. Anteayer, en la plaza, tras nombrar madres y
abuelas, dijo que quería que advirtiéramos que "si la historia primero
fue tragedia hoy se repite como comedia". No es poco, tener una
presidenta que cita a Carlos Marx. Aunque la señora presidenta haya
citado su cita más citada –su epígrafe del 18 Brumario de Luis
Bonaparte–, pero mal: "Los grandes hechos y personajes de la historia
suceden dos veces, primero como tragedia y después como farsa",
escribió el alemán, y no, como dijo la señora, "como comedia" que,
como ella sabe, no es lo mismo. Farsa, dice la Real Academia, es "un
enredo, trama o tramoya para aparentar o engañar". Quién sabe por qué
no quiso hablar de farsas en un acto con todos los rasgos farsescos
del peronismo actual –los asistentes mercenarios y despolitizados, la
desconexión entre oradores y público, la ausencia de consignas
compartidas–: el simulacro de un acto político, una escenografía para
darle más fuerza a una cadena nacional.
Pero su mecanismo es el mismo que el de su señor marido: allí donde el
señor reprocha a Clarín que haya hecho lo mismo que él, la señora cita
a Marx para defender su gobierno capitalista –del famoso capitalismo
de amigos, que ni siquiera Marx supo definir en su momento. La verdad,
hay días en que los escucho y me sube la mostaza. ¿Será posible que
nos sigan tomando por tarados? ¿Por nabos a los que se les puede decir
cualquier verdura? ¿Por desmemoriados descerebrados desechitos?

Digo: en honor a la famosa Memoria, ¿sería posible que se callaran la
boca? En honor a la memoria que nos ayuda a recordar que ustedes,
señores K., durante la dictadura vivían en Río Gallegos, pueblo chico,
donde todos saben quién es quién, y se dedicaban a ganar mucha plata
ejerciendo lo más indigno del capitalismo –el préstamo hipotecario–
mientras los militantes que ustedes ahora ensalzan morían peleando
contra el capitalismo.

En honor a la Memoria que nos ayuda a recordar que ustedes
participaron en la entrega del petróleo –y recibieron muy buen pago
por ella–, mientras algunos otros, pocos, hacían lo que podían por
impedirla: eran las épocas en que usted, señor, decía que Menem era
"el mejor presidente de la Argentina desde Juan Perón", cuando
manejaba su provincia cual campito y todavía no había empezado a
despotricar contra los noventas como esa época negra que, en efecto,
con su ayuda, fue.

En honor a la Memoria –a la nuestra, a la que los recuerda–, por su
honor –si les importa–, ¿no podrían dejar de hablar de todo eso, de
los años setentas, de los años noventas? Ustedes hicieron lo que
hicieron, y ni siquiera es tan grave. Al fin y al cabo, la Argentina
está llena de personas que hicieron lo mismo: supongo que por eso los
votaron a ustedes. Lo que hicieron –hacerse los osos cuando los
militares, apoyar al gobierno de Menem–, ni siquiera da para
condenarlos, pero sí para pedirles que por favor, por honor, por
pudor, no hablen más de esas cosas, no nos ofendan con memorias
falsas. Seguro que si buscan otros temas los encuentran: la Argentina
es un país tan generoso, tan sediento. Por favor, tómense el trabajo.
O sigan creyendo que somos todos pelotudos, y paguen el precio que
suele cobrar esa creencia.

(Es curioso: al repasar este repaso, veo que cada vez que, en la
historia argentina reciente, los Kirchner tomaron posición sobre algo
serio, yo estuve del otro lado. Por eso, al fin y al cabo, no me
extraña seguir estándolo. Sí me extraña que algunos que también
estuvieron enfrente –que sufrieron la represión militar, que se
opusieron a las privatizaciones, que lucharon por la pluralidad, que
militaron contra Menem– ahora estén a su lado. Supongo que, entre las
ganas de ilusionarse y la tentación de acercarse al fogón, pasan esas
cosas. A veces los entiendo: es cierto, sería tan bonito que alguna
vez, en algún futuro posible, sus acciones se parecieran a sus
palabras.)

Ciudad en construcción: el turno del arte urbano

Sigue este ciclo que organiza el España Córdoba y en donde invita a
pensar la ciudad en relación al arte, la arquitectura y el diseño.
Hoy dos ponentes de lujo por la trayectoria de cada uno en esto de
instalar el arte en medio de la urbe.
asi que si el frio los deja pasar por el España a las 19,30 horas.
Mas data sobre la charla.


En el Centro Cultural España Córdoba (Entre Ríos 40) prosigue hoy a
las 19.30 el ciclo "Ciudad en Construcción", esta vez con la presencia
de Ezequiel Black y Máximo Jacoby, coordinados por Franco Rizzi.

Ezequiel Black y Máximo Jacoby ofrecerán una conferencia en la que
expondrán los conceptos básicos del arte callejero, su lugar en la
historia del arte y las diferentes manifestaciones en el espacio
público.

Además expondrán sobre las acciones locales, sus actores y de qué
forma se produce arte callejero actualmente. Finalmente tocarán el
tema de la legalidad vs. legitimidad y la entrada de este arte en las
galerías, tomando al Centro Cultural Ricardo Rojas y Centro Cultural
Recoleta como casos testigo.

Ezequiel Black es licenciado en Publicidad y diseñador de discos del
grupo Miranda!; curó la primera muestra oficial de Street Art en el
Centro Cultural Ricardo Rojas. Máximo Jacoby es coordinador del
espacio de arte del Centro Cultural Ricardo Rojas. Se desempeña,
además, como docente, investigador y crítico.