fuste y un militante de la palabra....
Tantas palabras con las que el querido Mario nos acompaño....
Tantas palabras que quedan para acompañarnos en la soledad de la razón.
Por eso esta despedida la escribe el amor de mi vida, la reina de mi
corazón, la que juega con las palabras y los sentimientos, mi amada
Zulema Villagra.
Buena tarde y no dejen de leer a Bendetti ya sean cuentos, novelas o poesía.
Tenía 88 años. Le venía cantando y jugando con la muerte de hace un
tiempo. Se reía con ella, no de ella. Era respetuoso como pocos. Un
caballero de los que ya no quedan, un señor que respetaba porque le
gustaba respetar las ideas de los otros, aunque fueran opuestas a las
suyas.
El timbre de su voz era pausado, calmo, como cuando recitaba sus
poemas… sereno. Eso es, la serenidad era una de sus mayores
cualidades.
Nació un 14 de septiembre de 1920 en Paso de los Toros, departamento
de Tacuarembó, Uruguay. Vivió en Buenos Aires entre 1938 a 1941.
Trabajó como periodista. Fue director del Semanario uruguayo Marcha,
uno de los más importantes a nivel América Latina. Intelectualmente
comprometido con el activismo de izquierda. Comprometido al extremo en
lo cultural-literario. Fue integrante y fundador de la Generación
crítica de escritores del 45. Su vasta producción abarcó diversos
géneros. Escritor de poemas, cuentos, novelas y canciones. Con su
libro La Tregua fue reconocido mundialmente, traducido a varios
idiomas y llevado al cine y al teatro.
Por sus ideas políticas a contramano se exilió durante doce años en
distintos países de latinoamerica (Argentina, Perú, Cuba) y en España.
Corría 1993 y el hombre que me acompaña en el caminar de la vida,
ponía en mis manos aquella primera edición de Inventario que reunía
las poesías completas de Don Mario de 1950 a 1985. Comparto algo muy
íntimo, la dedicatoria que escribieron en mi Inventario, justamente
porque no se podría expresar con otras palabras el significado de lo
que fuera la escritura de Mario Benedetti: "… con este inventario con
el que podrás abrir las puertas a la magia de lo cotidiano, del amor,
a la simpleza de la amistad y a esas historias que cuentan las
"pequeñas cosas" que nos ayudan a vivir, a sentir, a volar, a llorar y
a reír."
Ese mismo año vino a Córdoba y tuve el gusto de oírlo recitar sus poemas.
Mario Benedetti fue el poeta de los '60 a los '90 marcando cuatro
décadas de un romanticismo sincero, con el dejo de lo cotidiano.
Su amor por la libertad y la justicia lo expresó en cada una de sus
poesías con una profunda sencillez y seguro en sus pensamientos.
Benedetti no fue un poeta de palabras difíciles, pero sí, sagaz y
profundo.
Ayer 17 de mayo se exilió tras su ascensión. Nos dejó físicamente. Un
gran escritor, un brillante poeta y ser humano que se jugó como
tantos. Un poeta con la apariencia de un abuelito, con una mezcla de
sagacidad y dulzura, una extraña mezcla. Un hombre que supo cantarle a
la muerte, que supo interpretarla, jugar con ella y hacerla esperar un
poco más, hasta ayer… La muerte está esperándome/ella sabe en qué
invierno/aunque yo no lo sepa/por eso entre ella y yo/levanto
barricadas/arrimo sacrificios/renazco en el abrazo/fundo bosques que
nadie reconoce que existen/invento mis fogatas/quemo en ellas
memorias/tirabuzón de humo/que se interna en el cielo/por eso entre
ella y yo pongo dudas y biombos/nieblas como telones/pretextos y
follajes/murallones de culpa/cortinas de inocencia/así hasta que el
baluarte/de cosas que es mi vida/borre la muerte aleve/la quite de mis
ojos/la oculte y la suprima/de mi y de mi memoria/mientras tanto/ella
espera (Invisible)
Nos venía avisando, preparando sobre su muerte: En la última/
asamblea/ del futuro/faltaré/sin aviso (Conjugaciones-6 (ausencia)
En la despedida se me ocurren tantos de sus versos…! Si tuviera que
agradecerle en este preciso momento lo citaría con el final del mismo
poema que él le dedicara a Luz, su mujer durante sesenta años, su
compañera de toda la vida: He conservado intacto tu paisaje/pero no sé
hasta dónde está intacto sin ti,/sin que tú le prometas horizontes de
niebla,/sin que tú le reclames su ventana de arena/Puedes querer el
alba cuando ames/ Debes venir a reclamarte como eras/Aunque ya no seas
tú/aunque contigo traigas/dolor y otros milagros/Aunque seas otro
rostro/de tu cielo hacia mi. (Asunción de ti)
Quedará en el recuerdo de quiénes lo admiramos, su imagen
contemplativa con su mano apoyada en su rostro mirando al futuro.
Siempre miraba al futuro, no se dejaba vencer por los presentes.
Estaba trabajando en un nuevo libro de poesía al que titularía
"Biografía para encontrarme". Ya se encontró con él mismo.
Amén, querido Mario.
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