ya estamos promediando marzo,
las elecciones se adelantan parece, los conlictos sociales se ponen
cada vez más ásperos y la ciudad se convierte en una trampa para el
traseúnte cotidiano.
Pero siempre hay una posibilidad de escapar de la esas cuestiones de
supervivencia y llegar a una sala cinematográfica... ya por las
condiciones actuales estar en una sala es casi revolucionario, forma
un acto de rebeldía tomarse un bondi, caminar hasta un lugar pagar la
entrada y entrar a esos templos donde uno puede disfrutar de un bello
momento y una película...
Por esas cosas de la comodidad muchos sacrifican el rito de la sala a
oscuras por la rapidez de la pantalla de la pc o el living del
departamento con amigos.
Por suerte aún no cometí ese error y sigo eligiendo ese acto rebelde
de mirar cine donde se debe mirar... llaménlo boludez, nostalgia o lo
que sea, pero lo sigo prefieriendo.... y a mucha honra.
Por eso les pido si pueden llegarse al cine no dejen pasar una peli
que creo que es una de las mejores del año hasta el momento y que
habla precisamente de estas cosas.
Del lugar que ocupan los ritos, los afectos y los recuerdos.
Del tiempo que dedicamos a los amigos, a las cosas y al ocio.
¿ Cuánto es el tiempo que "perdemos" con amigos, padres o familiares
para hablar de la vida, de nuestras anécdotas familiares o de nuestros
deseos o necesidades?
¿ Que peso tiene en nuestras vidas el pasado?
¿ Cuánto disfrutamos del presente y de que forma hipotecamos el futuro?
¿ Cuánto es el tiempo que dedicamos a responder una llamada, una
visita o un simple mail que no sea solo pidiendo cosas sino
inquieriendo saber como está el otro?
¿ Por que la rapidez impide la profundidad, la complejidad de los
ritos, las relaciones y los relatos?
¿ Cual es el lugar que el arte ocupa en nuestra vida y cuanto de arte
hay en nuestras acciones cotidianas?
Bueno estas inquietudes son las que dejan la belleza plástica y
poética que filmó Olivier Assayas en un encargo del Museé D´Orsay y
que vió la luz hace unos meses en nuestro país.
Las horas del verano se llama el film y en Córdoba sobrevivió una
semana más en una sala y en un horario.
Por eso ir hasta allá sigue teniendo ese acto de rebeledía que la
película tiene y que nunca debemos abandonar... como esos jóvenes al
final de la película que hacen de esa bella mansión una casa tomada y
revuelven el legado de sus abuelos.
Para pensar,
para gozar
y preguntarse que estamos haciendo con nuestro presente, que hicimos
con el pasado y como llegamos al futuro.
Preguntas necesarias que urgen más de una respuesta.....
LAS HORAS DEL VIENTO es la película a ver hasta el miércoles.
Buen comienzo de semana.
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