Cura Brochero es un lugar en el mundo donde uno fue feliz, viviò los mejores veranos que pueda un adolescente tener, descubrì una vocaciòn temprana que hoy marca mi presente profesional y fue el escenario de aventuras increìbles....
Tanto marcò Brochero mis veranos que decidì tener mi primera casa en ese lugar para descansar, para disfrutar de los aromas transerranos y fundamentalmente para tener un lugar donde anclar esos recuerdos de la adolescencia y la primera juventud.
Y hoy es un dìa donde todos esos recuerdos se conjugan ya que Vìctor Dominguez, mi padre del corazòn, fraterno y el responsable directo que Cura Brochero fuera esto que contè) presenta su libro Personajes y Paisajes de Cura Brochero y otros poemas.
Es por ello que alli estaremos para acompañarlo, para celebrar el triunfo de la vida, de la poesìa y de que podamos tener entre nuestras manos este libro..
Luego de batallas y luchas ganadas estar hoy en el Centro Cultural Honorio Bustos para dar a conocer este libro es algo que embarga de emociòn y alegrìa..
Porque me refuerza la idea que los sueños si uno los desea mucho se cumplen, que las guerras se ganan si uno pelea hasta ùltimo momento y que las cosas hay que hacerlas en vida.
Victor Dominguez es responsable de muchas cosas en mi vida y por eso le estarè eternamente agradecido, pero fundamentalmente me enseño la pasiòn y la garra que hay que ponerle a las cosas...
Por eso, por la vida compartida y por hacerme descubrir Brochero gracias totales Vitìn...
Y hoy estarè con vos para abrazarte intensamente...
Acà dos poemas del libro donde celebra a la otra persona a la que le debo lo mismo y màs....
S I N M I R A R A T R Á S
A Margarita
Primero fue el rumor lejano
de una vaga claridad que se asomaba
por las rendijas del muro insospechado.
Yo estaba solo… solo.
Después vino tu risa cantarina,
el suave gorjeo de tu voz tan tibia
y el rocío cristalino de tus ojos.
Yo me puse alerta.
Y empecé a descubrir la vida palpitante.
¡Cuánta fragancia de tierra humedecida,
Ávida de simientes y de lluvias!
¡Cuánta dulzura de mieses sazonadas
y cuánto fervor de luchas no libradas!
Yo no estuve solo.
Juntos marchamos por las noches largas,
Los pies descalzos y las manos unidas.
Juntos pechamos la pared de las sombras
más allá del fracaso y el silencio,
más allá del dolor y la tristeza…
Juntos trepamos una espiral gigante
Embriagada el alma de esperanza y luz.
Ya no estamos solos.
Hay un estruendo de cascada voluptuosa
en la greda humedecida de tu piel y la mía,
un reguero de lumbre derrumbando muros
y una azul algarabía de trinos desbocados.
M A R G A R I T A
En el jardín frondoso
De nuestras vidas juntas
No quiero hallar, mi vida,
Marchitas margaritas
De opaca primavera.
Más bien que del portento
De nuestras vidas juntas
Renazcan a montones
Tupidas florecillas
De luz y de color.
Que cuando esté cansado
Tú seas mi descanso;
Jolgorio en las mañanas,
Arrullo por las tardes,
Cascabeleo y risa,
Sonrisa y alegría,
Regazo donde mi alma
Recuéstese a soñar.
Fulgor de estrellas nuevas
Que a cada paso se abran
Rompiendo el hermetismo
De cosas prefijadas,
La rigidez insulsa,
La gracia y la frescura,
La travesura misma
De dar un toque nuevo,
Encienda a cada rato
La chispa del amor,
La chispa del altruismo,
La fe y la esperanza
Donde gozoso pueda
Rendirme a tus encantos.
Todo eso mi alma quiere,
Todo eso y más aún,
Pero, por sobre todo,
Que aquellas condiciones
Se den tan sólo en vos.
A Margarita
Primero fue el rumor lejano
de una vaga claridad que se asomaba
por las rendijas del muro insospechado.
Yo estaba solo… solo.
Después vino tu risa cantarina,
el suave gorjeo de tu voz tan tibia
y el rocío cristalino de tus ojos.
Yo me puse alerta.
Y empecé a descubrir la vida palpitante.
¡Cuánta fragancia de tierra humedecida,
Ávida de simientes y de lluvias!
¡Cuánta dulzura de mieses sazonadas
y cuánto fervor de luchas no libradas!
Yo no estuve solo.
Juntos marchamos por las noches largas,
Los pies descalzos y las manos unidas.
Juntos pechamos la pared de las sombras
más allá del fracaso y el silencio,
más allá del dolor y la tristeza…
Juntos trepamos una espiral gigante
Embriagada el alma de esperanza y luz.
Ya no estamos solos.
Hay un estruendo de cascada voluptuosa
en la greda humedecida de tu piel y la mía,
un reguero de lumbre derrumbando muros
y una azul algarabía de trinos desbocados.
M A R G A R I T A
En el jardín frondoso
De nuestras vidas juntas
No quiero hallar, mi vida,
Marchitas margaritas
De opaca primavera.
Más bien que del portento
De nuestras vidas juntas
Renazcan a montones
Tupidas florecillas
De luz y de color.
Que cuando esté cansado
Tú seas mi descanso;
Jolgorio en las mañanas,
Arrullo por las tardes,
Cascabeleo y risa,
Sonrisa y alegría,
Regazo donde mi alma
Recuéstese a soñar.
Fulgor de estrellas nuevas
Que a cada paso se abran
Rompiendo el hermetismo
De cosas prefijadas,
La rigidez insulsa,
La gracia y la frescura,
La travesura misma
De dar un toque nuevo,
Encienda a cada rato
La chispa del amor,
La chispa del altruismo,
La fe y la esperanza
Donde gozoso pueda
Rendirme a tus encantos.
Todo eso mi alma quiere,
Todo eso y más aún,
Pero, por sobre todo,
Que aquellas condiciones
Se den tan sólo en vos.
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