domingo, 31 de mayo de 2015

Carta Abierta. A leer, compartir difundir..

Hagamos saber,
Compartamos y difundamos este reclamo.
Sucede en nuestra UNC y merecen ser escuchados.
A veces lo que algunos critican a otros termina siendo la política
propia. Mas allá de opiniones hagamos circular la carta.



CARTA ABIERTA A LA COMUNIDAD DE CORDOBA
La Universidad Nacional de Córdoba no es sólo la primera universidad
de Argentina y la segunda más antigua de América. Es reconocida en
todo el continente y en el mundo por haber sido la cuna de la Reforma
del 18, movimiento que impulsó la democratización de la enseñanza. Una
Universidad abierta a la sociedad, que promueva el pensamiento crítico
y la libre expresión de las ideas. La cultura tendría en este marco un
rol estratégico, para brindarle a cada uno de los ciudadanos que
sostienen este espacio público la posibilidad de pensar nuevos mundos.
Pero lamentablemente dicha gesta parece no continuar en estos días.
Esta Universidad no considera hoy que una orquesta sinfónica sea
necesaria, ya que de otra manera reconocería el trabajo de más de 60
artistas durante más de 8 años, para sostener este espacio que tiene
como función democratizar la cultura, acercar la música, más allá de
su género, a todos y cada uno de los ciudadanos.
Hemos construido y defendido la OSUNC, desde la convicción que la
cultura es en sí misma un espacio de transformación, que una
institución pública con tamaña trayectoria no puede sino multiplicar
los lugares de promoción de la cultura, en vez de reducirlos,
maltratarlos, desvalorizarlos.
Resulta MUY GRAVE que en un ámbito académico y estatal, no se
reconozca a los músicos como trabajadores de la cultura, se desconozca
el enorme esfuerzo y sacrificio que implica nuestra formación, los
valores éticos y estéticos que suponen el estudio de un instrumento,
la profunda disciplina que implica la profesión que hemos elegido. Y
estos valores parecen resonar con más fuerza en el marco de un sistema
social que promueve el facilismo, lo instantáneo, lo individual.
Los miembros de la orquesta cumplimos una tarea que se vincula en gran
medida a la de un docente universitario, el cual tiene asignadas
cierta cantidad de horas frente al aula pero cuya función también
contempla horas para investigación, extensión y formación. En este
sentido, no sólo cumplimentamos la asistencia a tres ensayos semanales
y a conciertos periódicos, sino que arribamos a dichas instancias a
partir de la práctica diaria, en el marco de un proceso de continua
formación.
Los músicos de la Orquesta Sinfónica de la UNC, defendemos y luchamos
por este espacio durante casi una década, a pesar de las pésimas
condiciones laborales (no tenemos aportes ni obra social y percibimos
un remuneración promedio de $2200) y de la clausura de espacios de
participación por parte de las autoridades en la construcción de un
nuevo proyecto, lo cual consideramos otra forma de desvalorización y
más aún en un espacio democrático como lo es la universidad pública.
Hemos buscado muchas formas y maneras de acercarnos a las autoridades.
Ni el rector Dr. Francisco Tamarit, ni la Vicerectora Dra. Silvia
Barei, ni el Secretario de Extensión Universitaria Lic. Franco Rizzi,
ni el Subsecretario de cultura Lic. Franco Morán han contestado
nuestros reclamos. Solo hemos recibido evasivas y respuestas negativas
a nuestros pedidos.
Resulta al menos extraño en un ámbito como este recordar por qué la
cultura no es sólo importante, sino fundamental para cualquier
sociedad. Resulta aún más extraño recordar aquí que la cultura no es
un privilegio sino un DERECHO, tanto como el trabajo, la salud o la
educación. Resulta fundamental entonces recordar también la
posibilidad de pensar la cultura en términos de diversidad y
pluralidad.
Desde la incertidumbre del futuro de este espacio y de los artistas
que lo hemos construido durante todos estos años, elegimos SEGUIR
LUCHANDO , elegimos SEGUIR TOCANDO, elegimos seguir movilizando a cada
uno de los que hacen efectivo el derecho a la cultura, que esta
universidad como institución estatal debe garantizar.

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