NUEVAS FUNCIONES de "Buen Pastor, una fuga de mujeres"
Gracias a la gran cantidad de gente que se acercó a ver la película durante los siete días en cartel, con un total de más de 900 espectadores, la próxima semana se reponen las funciones de BUEN PASTOR, UNA FUGA DE MUJERES.
La película podrá verse desde el jueves 24 al miércoles 30 de junio a las 20:50 hs en el Cine Gran Rex de la ciudad de Córdoba, entrando por la Galería Cervantes (Rivera Indarte 139).
La entrada general tiene un costo de $10 pesos todos los días.
Buenos y malos recuerdos vengan a mi, buen pastor…
por Juan José Gorasurreta (el de la quimera cordobesa)
Hay un cine argentino que importa y no es el cine pasatista e irrespetuoso con el público, sino aquél cine que toma la posta de considerar como iguales a espectadores, realizadores y personajes: 'mi único ídolo es la Realidad', decía el gran Pasolini, postura que no le perdonaron. Si nuestro cine todavía debe crecer mucho más, tiene que hacerlo a través de lo cotidiano, con la mirada y la altura de la cámara siempre sensible y atenta a recuperar la identidad que debemos lograr. Si ese cine viene de jóvenes estudiantes que serpentean la hipocresía social y el desatino de viejas estructuras pedagógicas en nuestras escuelas de cine, debe tenerse muy bien en cuenta. Y si hablamos de los caminos posibles para nuestro cine, este es un camino, sólo un camino sobre el cual hacer correr el soporte cinematográfico para registrar aquello que desconocemos porque pretenden ocultarlo bajo las aguas danzantes o las luces multicolores o el brillo de los efímeros fuegos de artificio, mientras el gobernante de turno y su troupe, ensaya un paso de baile con el 'amante' de turno.
El documentalista cubano Santiago Álvarez, repetía una y otra vez como para conservarlo grabado en nuestra mente, que la historia no es tal cual pasó, sino como uno la recuerda. Ese registro debe plantearse en el cine desde la verosimilitud con que cada testimoniante ejercita la memoria para recordar aquello que pasó. Y si el paisaje donde vivió los hechos, está destruido en nombre de la (post)modernidad, el esfuerzo por 'ubicarse' en la realidad histórica de los hechos, es aún mayor por el desencuentro y el desarraigo. Es entonces, cuando la cámara debe ser cómplice y ejercer una tarea deconstructura a destajo y coherente con la honestidad y sentimiento de los testimonios: debe ser cine del documento y la expresión que (re)construya, recordando lo que pretenden sea olvidado.
El 24 de mayo de 1975, casi con el alba de un nuevo aniversario por el nacimiento de la nación en 1810 y a pocos meses del sangriento golpe militar del 24 de marzo de 1976, veintiséis presas políticas lograron 'saltar' las ventanas del Buen Pastor. Y en medio de la demolición de la cárcel para 'construir' el olvido, cada una de las mujeres que lograron el objetivo, organizado desde el interior y el exterior, intentan armar el rompecabezas que las aproxime lo más posible a lo que realmente pasó, a la verdad de los hechos que orgullosamente protagonizaron, contándolo incluso con humor y riguroso sentido común, cuando era 'sublime' el amor por el otro y tener hijos para continuar la búsqueda. Hay certezas, cavilaciones, dudas, una memoria que también juega su mala pasada cuando más se la necesita pero, con todo, está presente la honestidad y la nobleza por volver a recordar aquello que las convocó alguna vez: lograr un mundo mejor con un futuro digno no solamente para ellas, sino también para los que vivimos el hoy. Y es allí entonces, cuando el lenguaje del cine, esa puerta abierta a la vida, construye paciente y cuidadosamente el relato que se cuenta entre la sonrisa y la emoción para lograr, al final de la película, saber cómo sucedieron los hechos, cómo se tejió entrañablemente esa fuga de mujeres.
Al relato generoso de cada una de las sobrevivientes, se suma la imagen en blanco y negro de los pabellones, de los lugares transitados por las presas políticas y comunes, por el ventanal tirado al piso por la fuerza del camión, mientras la policía apagaba improvisados incendios para distraerlos: el aporte que hace el cine y la televisión para corroborar la verdad de los recuerdos y los testimonios. Trabajar a destajo, también fue una constante en la construcción del filme, como lo fue la organización delicada, solidaria y efectiva de la fuga: investigación desde 2003 a 2006 y luego una larga postproducción que concluye con la presentación pública por estos días.
El 'político' acomodado que pretendió hacer el negocio vendiendo la cárcel, ya está libre y vuelve a aparecer en un acto político con su mentor: ironías de la vida o simple coincidencias de la condición humana. A sólo días del hecho descripto y registrado por la prensa, se logra estrenar y hacer público la película que, con solamente los elementos necesarios para atestiguar que los hechos sucedieron en tiempo y forma, el lenguaje del cine, rebelado por la cámara que no escatima esfuerzo en el registro de cuerpos y manos de mujeres que hicieron la historia, también sirve para recordar a todas/os aquellas/os que desaparecieron.
Buenos y malos recuerdos vengan mí, tiene que ver con ese compromiso de estas mujeres, el de la historia que escribieron cotidianamente en la elección de vida que quisieron construir. El paso por la cárcel del 'buen pastor' no amedrentó a ninguna de ellas, sino que consolidó la firme vocación y convicción ideológica que es posible un mundo mejor. Sólo hay que proponérselo. La señora con tapado de piel y maquillaje lacrado que dice ponerse contenta por el paseo inaugurado y el traslado de la cárcel lejos de Nueva Córdoba, no debe ser objetivo 'para vuestra pobre vida,/ mezquina de sangre y ansias', al decir del poeta Miguel Hernández. Y si el cine que hacen nuestros jóvenes, corrobora todo eso, será más creíble y posible volver a pasar por el corazón. Y claro, 'nos tienen miedo porque no les tenemos miedo…'.
Juan José Gorasurreta (el de la quimera cordobesa)
y no dejen de ir
la memoria se ejerce todos los dìas con actos cotidianos
ver esta peli es uno de ellos.
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