miércoles, 23 de diciembre de 2009

Lectura de miércoles....

 
Una persona que si aùn no han leìdo os recomiendo que lo hagan, sus libros son una interesante puerta a pensar elàmbito de lo social y los cambios que èsta ha tenido a lo largo del tiempo.
Con la excusa de presentar un libro aquì dan un pantallazo de lo que sucede en el mundo, mientras la voràgine pre fiestas continua bien valdrìa la pena hacerse un tiempo y leer esto...
Buen mìèrcoles para todos y entre tanta corrida, saludo de compromiso de ocasiòn, voracidad consumista no dejemos de mirar a quien tenemos al lado, saludarlo afectuosamente y preguntarle como anda....
A veces estos tiempos son propicios para estas cosas, a veces no hace falta tanto regalo y sì una caricia, una palabra de afecto o simplemente sentarse a charlar....
 
 
 
"La desglobalización ha empezado, no volveremos al viejo régimen"
 ENTREVISTA: RICHARD SENNETT Sociólogo
 
 
"La desglobalización ya ha comenzado", asegura el sociólogo Richard
Sennett (Chicago, 1943); la salida de la crisis será lenta y en ningún
caso volveremos al "ancient régime", al espumoso paisaje de las dos
últimas décadas en las que el sistema estaba creando su propio colapso
porque había "abandonado la economía real, la que se nutre de
trabajadores cualificados, de artesanos".
 
El artesano (Anagrama) es precisamente el título de su último libro,
el primer volumen de una trilogía dedicada, según sus palabras, a la
"cultura material". Para este discípulo de Hannah Arendt que ayer
estuvo en Barcelona, "hacer es pensar" y la palabra artesanía
(craftmanship) designa "un impulso humano, duradero y básico; el deseo
de realizar bien una tarea, sin más". Esto supone, explica, dedicación
para aprender y para desarrollar las habilidades, para crecer como un
trabajador competente, un concepto que ha brillado por su ausencia
estos los últimos 20 años en los que no se invirtió en los
trabajadores, sino que lo que se hacía era comprar lo más barato que
había. El resultado, concluye, es que cuando llegó el colapso, "la
economía real no tenía ningún tipo de resistencia para enfrentarse a
la explosión financiera".
 
Pero cuando habla de artesanos, Sennett no sólo se refiere al
estereotipo del trabajador altamente cualificado de una empresa
tecnológica, sino a los conocimientos adquiridos, por más simples o
banales que parezcan, que forman la textura misma de la sociedad y de
la economía. Uno de los efectos del sistema imperante estas últimas
décadas, denuncia, ha sido "la ceguera" ante las habilidades de la
gente a la que denominamos como poco cualificada, pero de cuyas
capacidades somos "socialmente dependientes".
 
"Si usted es cuidador en un hospital o trabaja en la limpieza, su
ficha laboral le definirá como no cualificado, pero no será cierto. Se
trata de gente con muchas habilidades: conocen el hospital, saben a
quién llamar cuando hay una emergencia, saben cómo conservar el lugar
limpio, incluso detectan si alguien ha empeorado súbitamente y llaman
al médico o la enfermera. Hay muchos trabajadores así. Parece muy
simple, pero esto se va adquiriendo con tiempo y dedicación y no se
valora. La visión neoliberal consistía básicamente en que el trabajo
era una serie de tareas sin relación.Las habilidades pueden ser
simples, pero las instituciones son complejas. ¿A quién llamar cuando
algo se rompe? Eso es artesanado. Olvidarlo es olvidar que la vida
tiene una narración, que la competencia en algo es una narración, no
sólo para el individuo, sino también para la sociedad".
 
Hombre de izquierdas, desencantado de la práctica política de los
partiodos socialistas europeos y concretamente del laborismo británico
en el que ha dejado de militar, Sennett considera que en nuestras
sociedades hay una profunda desconfianza ante las clases dirigentes.
En el trabajo de campo que está realizando para el segundo libro de
esta trilogía entrevistó a trabajadores de niveles medios de Wall
Street en paro. "Los jefes no tienen ninguna autoridad", descubrió,
"son muy ricos, pero quienes trabajan para ellos en la sala de
máquinas creen que son muy incompetentes, que no sabían lo que estaban
haciendo y tampoco les importaba con tal de que siguiera entrando
dinero".
 
Sin embargo, el poder político, incluida la izquierda, denuncia, sigue
pensando "que todo sigue igual que en los años locos del boom y que lo
más importante es salvar al sector financiero porque es lo que hace
funcionar a la economía real. Hay una ironía en todo esto, creo que la
izquierda debe centrarse mucho más en las empresas locales, hay que
desglobalizar, focalizarse en los pequeños negocios. Vamos a entrar en
un largo periodo de actividad económica deprimida y es una fantasía
que se vende a la gente eso de que una vez que los banqueros recuperen
sus bonos la economía se reactivará".
 
 
 

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