sábado, 24 de mayo de 2014

James Franco en busca del Interior de la cuestión gay...

Notas sobre cine de mi profesor favorito.
Lectura sabatina junto a ricos mates y cosas ricas..

Sexy Sade

Interior. Leather Bar (2013), el experimento de James Franco, Val
Lauren y Travis Mathews, será una de las joyas del Primer Festival de
Cine LBGTQI Asterisco, que tendrá lugar del 3 al 8 de junio en Buenos
Aires.

Por Daniel Link

La sonrisa de James

A fines de octubre del año pasado quise entrevistar en San Francisco a
James Franco para este suplemento, en relación con Interior. Leather
Bar (2013) el proyecto que codirigió junto con Travis Mathews. Fue
imposible: James Franco ya estaba en otra cosa, y a mí entonces no se
me ocurrió que pudiera ser interesante encontrarme con Travis Mathews,
a todas luces el cerebro de la operación Interior. Leather Bar, que es
como un sistema de cajas chinas ideado para esconder al sádico
manipulador (el monstruo que habita en cualquier director de cine o de
fotografía). Yo quería que el golden boy del cine americano (el que
fue James Dean, el que fue Allen Ginsberg, el que fue Hugh Hefner, el
que fue James en Interior) me sonriera.

Por supuesto, el secreto suceso de Interior pasa por la sonrisa de
James, de la que todos los actores están pendientes y gracias a la
cual se le perdona todo: El hombre araña, sus jactancias de estudiante
de Yale, This Is the End (2013), sus libros de ficción, el capricho de
querer mostrar explícitamente sexo entre varones a audiencias no
condicionadas por sus preferencias. Si tuviéramos que morir mañana,
que sea atravesados por la sonrisa de James Franco.

La homosexual Crusing (1980) ponía a Steve Burns (el personaje
desempeñado por Al Pacino) en un ambiente hostil a su sensibilidad
heterosexual (el mundillo leather gay neoyorquino de entonces) para
buscar a un asesino. Fatalmente, Steve Burns se volvía loco.
Aparentemente, Pacino sufrió mal el rodaje "en escenarios reales" y,
aparentemente, gran parte del footage recortado de la película para
garantizar una calificación mainstream se perdió. En esas dos
mitologías fundaron Mathews y Franco su proyecto. Busquemos a un actor
que se parezca a Pacino (heterosexual, ambicioso) y pongámoslo a
circular en una ecología que le muestre lo que se ha estado perdiendo
hasta ahora. El elegido es Val Lauren, un actor casado (con una
mujer), amigo de James desde hace quince años y cuya carrera ya había
sucumbido a su sonrisa en Sal (2011). Entre los demás performers habrá
otros tantos heterosexuales, bisexuales y homosexuales que se
entregarán libremente y según su deseo a lo que les indique la escena.

El experimento Interior

Leather Bar es un experimento en abismo que ficcionaliza el proceso de
recuperación de unas hipotéticas "escenas perdidas". Dura apenas una
hora, y la mayor parte de ese tiempo lo ocupan las conversaciones y
titubeos (guionados hasta el último detalle) a propósito de lo que se
estará filmando, su sentido, su valor, el riesgo que implica. La
película se abre con una charla entre James Franco, Val Lauren y
Travis Mathews donde se postula el matrimonio universal como un
dispositivo de normalización de la sexualidad, la pérdida de la
queerness propia de la homosexualidad, y donde se plantea la hipótesis
de que el sexo sin sentido (meanless sex) sigue siendo intolerable
para la civilización capitalista. La heteronormatividad es funcional
al capitalismo, porque tiñe de afectividad y familiariza lo que es
sólo una actividad física.

Mathews (I Want Your Love, 2012, In Their Room, 2013), además de un
fino observador del mundo de las locas angloparlantes, es psicólogo,
lo que lo convierte en un manipulador privilegiado. Más adelante, en
una de las escenas clave de Interior, luego de que James se ha hecho
el vivillo alabando la sexualidad entre varones, criticando la
censura, levantando su dedo acusador en contra de la
heteronormatividad hollywoodense, se lo verá haciendo mutis por el
foro ("non posso più") y desconectando su celular para no volver a
atender a Val Lauren.

De modo que Interior recrea el proceso de "tortura psicológica" al que
fue sometido en su momento Al Pacino, poniendo al hétero en el lugar
de incomodidad y de la imposibilidad de identificación. Pero no elige
como víctima sacrificial al actor Val Lauren (que sabe muy bien lo que
está haciendo, aunque diga lo contrario) sino a James.

El objetivo Interior

Leather Bar es una película feliz que termina con una escena de
despedida afectuosa entre Travis Mathews y los dos "actores" que han
garchado realmente en la película (una pareja encantadora), vistos
desde la perspectiva de un Val Lauren atrincherado en su auto y con
James Franco totalmente ausente. Ha mostrado (muy brevemente) escenas
de sexo explícito entre varones (con la excusa de una reconstrucción
arqueológica) y ha puesto en el centro mismo de la escena a una
estrella de Hollywood cuya sonrisa, antes de desaparecer por completo,
se congela en un rictus del que desaparece toda la condescendencia
propia del heterosexual amigable, esclarecido y liberal.

La cámara se revela, entonces, como un dispositivo sádico que pone
(desde Pacino hasta Val Lauren y James Franco) no tanto en el lugar de
la humillación personal sino en el lugar de la humillación cultural,
de la sanción definitiva. En contra de lo que la película enuncia y la
crítica acepta complaciente, el tema no es la exposición de sexo
explícito entre varones, sino el lugar de la cámara como operador de
distancia y de jerarquización (de allí la diferencia, mínima, que se
subraya en relación con el porno).

Hay un poder, dice Travis (guionista único de la película), en la
sonrisa de James y voy a poner a esa sonrisa a trabajar en contra del
actor, el cuentista, el músico, el estudiante, el director
heterosexual que cree que la transgresión es todavía una hipótesis
simpática. Mi cámara va a hacer con ellos, los sádicos, lo que ellos
han hecho con nosotros, mostrándoles lo bien que la pasamos pensando
en sus sonrisas y matándolos con sus sonrisas.

No me extraña que James haya preferido hablar de sus libros, cuando
quise conversar con él, y no de estos asuntos. Interior. Leather Bar
es una pieza de pensamiento complejo sobre la mirada, la humillación,
el goce sádico y el tenue borde entre ficción y realidad, todas ellas
preguntas éticas en relación con las cuales no hay sonrisita que
valga.

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