



Ayer escuchando la defensa del genocida Videla volví a recordar esta columna que escrbí hace tiempo para Cbanoticias (
www.cbanoticias.net) con el que colaboré en este año y volví a pensar en como la memoria, el pasado y estas cuestiones nos siguen atravesando y nos deberían ocupar un poco más que el triunfo de un boxeador en un concurso televisivo o en la voracidad de las compras de Navidad y Fin de Año.
Ayer despues de escuchar a Videla argumentar que lo que había realizado era por el bien de la Patria y justificar sus crímenes sin que se le mueva un pelo me dió asco y vergüenza. Y pensé que aún tenemos gente que piensa y coincide con sus argumentos y su visión de los hechos.
Por ello creo que aún necesitamos pensarnos como comunidad, como sociedad y como País que aún sigue desapareciendo gente, asesinando y excluyendo desde otros lugares y con mecanismos mas sutiles.
Porque nos merecemos un debate serio, pensadop y reflexionado entre todos y todas.
Igual hoy es un DÏA HISTORICO que sentará las bases de un nuevo tiempo para nosotros.
Pero claro muchos siguen mirando al costado preocupados por la comida del 24 o los regalos que haran la Nochebuena.
Por suerte hay algunos que nos interesamos por esto y seguimos militando con la Memoria, la JUsticia y esas cosas que cimentan una buena vecindad más comunitaria, más integrada y que dialoga de todos los temas.
Os dejo aquella columna que pese a las coyunturas tiene un espíritu que continúa.
Porque el Nunca Más es un derecho que se ejerce todos los días.
Diatriba de amor contra una sociedad desmemoriada
Por Eduardo De la Cruz | columnistas@cbanoticias.netCada vez dan menos ganas de leer los diarios por lo que allí publican y por ver cómo la actualidad o, si ustedes quieren, la realidad se va metaforseando de tal manera que hoy cualquier conflicto, anuncio o novedad importante para la comunidad se ha transformado en una vil disputa de intereses.
Sea el matrimonio igualitario, la 125, el aborto o la ley de educación provincial por tan sólo nombrar algunos de los temas que forman parte de la agenda mediática y se narran de acuerdo a los intereses económicos/ ideológicos de cada medio. Hoy asistimos a una decadencia de la profesión y a la categoría de panqueque para cierto tipo de periodismo como para describir cierto espíritu de época.
Hoy, pareciera, nadie recuerda los años '90, el 2001, las políticas que hicieron estallar al país y que la sangre corriera con la inocencia de muchas vidas. Hoy todos están inmersos en sus sus rutinas olvidando, una vez más, lo que pasa alrededor invisibilizando al otro cuando no, discriminándolo por su aspecto o la clase social.
Hoy hemos olvidado la plaza como espacio público de discusión y debate sacando el sentido que contenía. Igual sucede con la memoria y los recuerdos de lo que nos pasaba hace 30 años atrás…
Hoy el juicio a Menéndez, Videla y compañía sigue siendo escuchado por unos pocos que tienen la responsabilidad, el compromiso y las ganas de oír. Hoy sólo algunos medios locales transmiten crónicas fidedignas de lo que sucede puertas adentro. Hoy parece (según dicen algunas corporaciones mediáticas) nadie quiere escuchar las atrocidades que hace 34 años se cometían en nombre de Dios y de una ideología que exigía matar y desaparecer al enemigo. Hoy como nadie escucha lo que en los juicios se ventilan nos enteramos que aún siguen convencidos de que matar al enemigo es la mejor opción y que lo harían sin dudar.
¿No sería bueno que se pueda asistir al relato en directo del horror y de la tragedia que esta ciudad vivió hace 34 años? ¿Qué implica ese silencio, esa imposibilidad de encontrarnos con el registro de los testimonios de primera mano? ¿Por qué la sociedad necesita que alguien sea el mediador y le cuente lo que se ha dicho y comentado? Preguntas que también invitan a una reflexión sobre lo que las sociedades pueden escuchar o no y quienes deciden sobre ese derecho. Y que bien vendría que nuestros pensadores, nuestros docentes que investigan y estudian sobre este tema en la Universidad Nacional de Córdoba puedan compartir con el resto de la sociedad el avance de esos estudios. No sólo deben cobrar incentivos por realizar esos estudios sino vendría bien comunicarlos al resto de la comunidad.
Hoy, algunos monopolios informativos nos imponen seguir haciéndonos los sordos respecto a nuestra propia historia. Los medios dictaminan no recordar, han pactado como hace tres décadas con el poder de turno y se dedican a seguir insuflando en los cordobeses la boludez colectiva. Por suerte hay radios públicas como Nacional y Universidad que proponen otra cuestión intentando encontrar un oyente inteligente y comprometido.
De los diarios mejor ni hablar, no vale la pena ni mencionarlos porque cada día están peor y mal informados. Por no decir mal escritos, eso sería mucho ¿no? Además es políticamente incorrecto.
Hoy 34 años después las cosas siguen siendo más o menos lo mismo… lo sé, algunas cosas del paisaje han cambiado, han mutado, pero en el fondo algunas cuestiones esenciales (estructurales) siguen funcionando igual. Hoy muchos conflictos que se dan a diario en nuestra sociedad demuestran que los odios y resentimientos siguen estando en el mismo lugar y que no hemos avanzado como sociedad civil ni un ápice.
Y eso es lo que realmente duele, lo que realmente molesta. Porque todos siguen haciendo oídos sordos a las cuestiones centrales de esta comunidad que sigue en el fango pudriéndose y que no puede aprender de su pasado para mejorar su presente y delinear al menos un futuro habitable.
Educación , condiciones de vida dignas, una niñez y vejez saludable con garantías que permitan disfutar de dichas etapas de la vida, igualdad y fraternidad verdaderas con un anclaje real ( y no meramente discursivo) es lo que necesitamos.
Da lástima por toda la sangre derramada y todos aquellos que hoy no están con nosotros. Ni en honor a su memoria y su ausencia podemos ponernos a construir una sociedad mejor. Ello sirve cuando se trata de pedir subsidios, de ganar becas y lograr en nombre de la muerte cargos y lugares públicos. Todos sin distinción de nombres y apellidos lo han hecho. Comparto la lucha por la memoria sí, pero no el arribismo fácil y obtuso. Y eso hacen muchos en esta ciudad y en este país.
Sino veamos los nombres de cargos que hoy se ocupan en el gobierno nacional, provincial, municipal por solo nombrar algunas áreas hoy conquistadas por aquellos y que ejercen una política de acumulación que años atrás parecían combatir.
Es triste y da mucha bronca.
He dicho algo que venía pensando hace unas semanas y en esta bella siesta de domingo ha empezado a tomar forma. Lo que intentaba ser una columna concienzuda, que refleje la actividad cultural de la ciudad se transformó en una diatriba que bien vale la pena leer para que de una vez por todas nos despertemos de esta anestesia colectiva y podemos empezar a construir una sociedad civilizada.
Y si es posible encender el debate. Otra cosa de la que carecemos, pero eso es ya un tema para la próxima columna.
Y seguiremos pensando, reflexionando e insitiendo sobre estos ( y otros temas) que me importan porque son necesarios.