Jueves y viernes dos pelis que valen la pena.
Hoy proyectamos El retrato de Dorian Gray del inolvidable libro de Oscar Wilde.
Comparto las líneas que serán el prólogo de esta peli y que fue la nota de la semana pasada de mi columna cinéfila en la revista El vernáculo. (www.elvernaculo.com).
Elogio del yo: Reflexiones en torno al Retrato de Dorian Gray revisitado por el cine.
¿ Quién está dispuesto hoy a realizar un pacto en nombre de la eterna juventud?
¿ Cual es el valor que tiene al interior del alma humana y la vida en comunidad la belleza exterior?
¿ Que lugar ocupa en nuestra vida el ego y el culto a la propia persona?
De estas cuestiones y varias más trata el clásico de la literatura universal El retrato de Dorian Gray escrito por el genial Oscar Wilde y traspasada a la pantalla por Oliver Park el último año.
Las transformaciones del papel al celuloide tienen sus bemoles y como todo cambio de soporte en el tránsito de formato ocurren importantes modificaciones viéndose alterada alguna de las partes involucradas fundamentalmente el original que se adapta. Pero en el caso de la película que aquí recomendamos el espíritu de Wilde persiste agregando nuevos matices que la hacen disfrutable como la pintura que da origen a la historia.
Por un lado la posibilidad de captar un espíritu de época, una sensibilidad especial que se nota en los pequeños detalles, algunos gestos y en la meritoria direccción de arte que reconstruye una época dorada y la viste con los mejores ropajes ( mérito de Ruth Meyrs )
Otro rubro a destacar es el grupo de actores que conducen la acción y soportan el desarrollo de la historia que aquí se cuenta. Los actores británicos gozan de una formación clásica impecable y al momento de demostrarlo lo hacen magníficamente. Es un toque british que se nota donde sea.
Todos cumplen su papel a la perfección pero el dueto encarnado por Colin Firth y Ben Barnes ( Lord Henry y Dorian Gray ) es de excepción. Interesante contraste ente víctima/ victimario, objeto de deseo / objeto deseante que se disfruta hasta el minuto final.
De Colin Firth no soprende ya y se agradece que cada tanto cambie de registros actorales para no aburrirse ( ni aburrirnos) y al ascendente Caspian de la saga de Narnia le da un importante escalón en busca nuevos horizontes y públicos.
Una película que cumple con el objetivo de contar una historia, proponer una temática para reflexionar e invita a revisitar un clásico que nunca pierde vigencia y que goza de una eterna juventud y vitalidad.
Un pacto díficil de esquivar.
Los espero a las 18 con puntualidad inglesa y el viernes será el turno de Expiación Deseo y pecado basada en la novela de Ian Mc. Ewan.
Citas imperdibles en la agenda cultural de la aldea.
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